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LA EXITOSA OPERACIÓN SFEIR EN LA GUERRA DEL CHACO

Por: Guillermo Mejillones Quispe – Parte de su investigación de su Tesis de grado para optar al título de Licenciatura en Historia / La Paz (Bolivia), marzo de 2017.

El Estado Mayor General Bolivia, el año 1933, había recibido del súbdito: Emilio Sfeir datos referentes a un espía que estaba trabajando activamente en el norte argentino, este súbdito había tenido contacto con un empleado del correo argentino lo que le permitió sustentar su denuncia con documentos que delataban a este espía 205. Se había desplegados agentes para que corroboren la denuncia. Tras las investigaciones del personal del Servicio Secreto se pudo comprobar que evidentemente estaba operando de manera activa el espía del enemigo Juan Valori desde La Quiaca. Este agente había encabezado una importante red de espionaje en la frontera con Bolivia.
El agente usaba diversos disfraces y pasaba la frontera con Bolivia con diversas identidades, documentación que había conseguido en reparticiones públicas de Argentina. Había conformado todo una red de espionaje desde La Quica y sus espías le daban sus informes desde Villazón y otros desde el mismo Chaco. Cualquier dato que veían de interés sobre cuestiones militares. Juan Valori los concentraba y los transmitía al Comando Paraguayo por medio de los telégrafos argentinos. Además, este agente preparaba notas referentes al conflicto del Chaco para el periódico paraguayo “El Liberal”, del cual también era corresponsal. Sus agentes encubrían sus actividades con el comercio, entraban y salían de Bolivia sin mayores dificultades. Este espía estaba bien interiorizado con respecto a la guerra.
El Supremo Gobierno de Salamanca había resulto enviar una comisión con el objeto de neutralizar a este agente del enemigo. La primera comisión no tuvo ningún resultado. Entonces, se conformó otra comisión destinada con el mismo fin. De igual forma había fracasado la segunda delegación. El año 1933, Bolivia estaba teniendo desastres bélicos en el teatro de operaciones. El Comando Superior atribuyo algunos destres bélicos a los datos que filtraba la red de espionaje del norte argentino. Se corroboro nuevamente que el espía Juan Valori encabezaba todo una red que trabajaba activamente e informaba oportunamente sobre los aprestos bélicos de Bolivia y el Paraguay con esa información realizaba sus contramaniobras.
La red de espionaje del enemigo, instalado en el norte argentino estaba causando graves daños a la campaña bélica para nuestra arma. El Estado Mayor había visto la necesidad imperiosa de neutralizar a esta red sobre todo al espía Juan Valori quien era la cabeza. Entonces, se decide entrar en contacto con el súbdito Sr. Emilio Sfeir quien lo había denunciado el año 1933. Este extranjero vivió en Bolivia hasta 1928, y se casó con una boliviana y tuvieron cinco hijos. Luego se trasladó con toda su familia a Jujuy donde abrió un negocio, en el cual, trabajaba holgadamente con un fuerte capital.
A fines del mes enero de 1934, fue integrada una nueva comisión compuesta por el Intendente de Policías de la ciudad de La Paz, Sr. Claudio Zuazo, Jefe de fronteras Coronel Schnor y otros jefes más. El Comando Superior había dispuesto: “la instrucción precisa de eliminar sin responsabilidad y aunque fuera en territorio argentino, a un agentes del espionaje paraguayo que hacia grandes daños a la Nación”206. Aun sabiendo que esto podía causar un conflicto internacional con la Argentina. El objetivo de la captura del espía era neutralizar al líder de ese grupo de espías, y comenzar a desarticular toda la red que venía por detrás.
La Comisión especial boliviana se trasladó a La Quiaca, desde esta región enviaron un telegrama urgente a Jujuy dirigido al Sr. Emilio Sfeir, en el telegrama le pedía viajar de manera urgente para tratar cuestiones comerciales. El súbdito tras su llegada a La Quiaca, la Comisión lo recibió y le explicó sobre el tema del espía Valori. Le dijeron que él había entregado documentación al E.M.G. de Bolivia, respecto a este agente el año 1933, e inmediatamente este se negó. En primera instancia, la delegación le propuso ser parte de la operación a la cual habían sido comisionados y nuevamente este se negó rotundamente. Insistió bastante la comitiva, y a tanta insistencia el súbdito Emilio Sfeir residente de Jujuy acepto. Después se había tratado cuestiones respecto al pago por los servicios y reparación de los daños que pudieren sobrevenir en caso extremo de muerte. Se le ofreció a nombre de la Nación boliviana todo tipo de garantías y ventajas. Desde ese instante Emilio Sfeir se pone al servicio de Bolivia para esa operación.
El extranjero Sfeir presentó un “Plan para la captura del espía Juan Valori” ante la comitiva. Esta después de revisarla la aprobó sin ningún cambio. Entonces, Emilio pidió a la comitiva unos días para retornar a Jujuy y despachar a su familia a Bolivia y poder liquidar sus mercaderías que eran “colchas de vicuña y plata labrada”, a lo que se opuso tenazmente el Coronel Schnor respondiendo con estas palabras: “El que quiere servir a la patria, no mira hijos, mujer ni intereses, la nación pude responderle por mucho más de los que Ud. tiene y hay que proceder de inmediato”209. Para lo que Emilio no tuvo palabras ni replicas a tan elevado patriotismo.

Primera parte del plan

La primera parte del plan, consistía en provocar un disgusto irreconciliable entre Juan Valori y el Capitán de Frontera del Norte argentino: Guillermo Maeesen. Ya que Valori tenía mucho poder como autoridad en ese sector, pudiendo destituir a cualquier militar o civil con una simple queja escrita, además, contaba con franquicia aduanera, postal y telegráfica. Este agente tenía pase libre en los trenes y vehículos del Estado argentino. Gozaba de mucho poder el agente y estaba alertado de que los boliviano estaban tras su cabeza, con esta información él tenía pensado hacer su retiro.
Para lograr el propósito, Emilio Sfeir, llevó una carta telegráfica en blanco escondida entre su saco y una vez en la oficina de corresponsal que atendía Juan Valori, mientras se entrevistaba busco el momento oportuno y se dio modos para ponerle el sello de Valori, luego de su conversación se retiró de su oficina en La Quiaca. Emilio Sfeir, redactó luego un telegrama dirigido al Ministerio del Interior de Argentina. En este telegrama se exponía la queja dura contra el Capitán de frontera. Sr. Guillermo Maeesen, se decía que había falta de garantías y el Capitán de Frontera estaba entorpeciendo diferentes tareas. Luego despachó el telegrama al Ministerio del Interior, de este telegrama no sabía nada Juan Valori.
Seguidamente el Sr. Emilio Sfeir, regresó a la oficina de Juan Valori en La Quiaca exponiéndole su queje verbal contra el Capitán de frontera. Lo calumnio inventándose el argumento que él había devuelto tres desertores bolivianos. El agente Juan Valori ante tal denuncia se puso completamente indignado y furioso. Y le insinuó al súbdito Emilio Sfeir hacer una carta para el Juez Federal de Jujuy, este se ofreció rápidamente y redactó el oficio, inmediatamente hizo firmar el documento a algunos vecinos de la localidad en calidad de testigos para respaldar la denuncia.
Seguido de eso, el Sr. Emilio, se apersonó a la casa del Capitán de frontera y le puso al tanto de la carta de Valori que se había enviado a autoridades de Jujuy en su contra. Este sumido en su indignación estaba hondamente muy molesto y furioso contra Juan Valori. Emilio Sfeir, aprovechó el momento para mostrarle la otra copia enviada al Ministerio del Interior quejándose sobre el Capitán de Frontera. Con ese dato más éste aún se puso más sulfúrico e iracundo sumido en una ira inmensa. Emilio aprovechó el estado de nerviosismo del Capital de frontera y le propuso entregarlo a Bolivia, pero, con la condición de que retire los camiones del “Ejército del camino de Santa Victoria al camino opuesto de Santa Catalina guarnición Argentina a 40 kilómetros de La Quiaca”. El Capitán de frontera acepto la proposición de Emilio Sfeir viendo oportuno vengarse.
Emilio Sfeir, se comprometió a llevar a cabo todo concordado sin comprometerlo en lo más mínimo al él. Como muestra de su pacto de honor le ofreció al Capitán de frontera “un bañador de plata y unas colchas de vicuña comprometiéndome bajo juramento de honor guardar el secreto inviolable”. Luego el súbdito al servicio de Bolivia se retornó a Villazón, donde informó de la ejecución de la primera parte del plan quedando satisfecha la comisión que lo esperaba en la localidad.

Segunda parte del plan

La segunda parte del plan, demandaba un gasto aproximado de 600 pesos argentinos y 300 bolivianos, los que le fueron facilitados con recibo por el Intendente del Sector. Emilio vuelve a La Quiaca donde alquilo una casa con garaje frente a la puerta misma del cuartel militar. Luego se llevó unos cuantos albañiles bolivianos para que pinten la casa y pueden abrir otra puerta del garaje al patio de la casa, con el objeto de tener comunicación interna para la operación. Los albañiles trabajaron toda la noche y se les había remunerado con pago doble, el trabajo estaba listo ya para el día siguiente. El objetivo del pintado del cuarto era para no dejar impresiones de residencia anteriores o huellas que los pueden atribuir después.
En la mañana Emilio Sfeir se dirigió a la oficina de Juan Valori, le propuso compra de varios efectos que tenía entre ellos una radio y un reloj de pared a lo que accedió por mucha diferencia. Aprovechando la mercadería y le obsequio algunos enseres a Valori. Acto seguido le insinuó instalarle la radio en la casa que alquilo frente a la puerta del cuartel. Juan Valori se comprometió al día siguiente que era un viernes 16 de febrero, quedando a las tres de la tarde para ayudar en retribución a su buena voluntad con él. Sfeir retornó por la madrugada a Villazón donde ejército con el chofer y los agentes para la operación. Cosa que todos hicieran su parte sin errores.
Una vez adiestrados los llevó a la comisión a la casa que había alquilado en La Quiaca ocultándose en un cuarto donde les había indicado Sfeir, este les dejó sandwichs y singani para que estén prestos a la señal. Sfeir retornó nuevamente a Villazón a fin traer la escritura falsa que habían conseguido los de la comitiva, para mostrar a los empleados de la frontera Argentina que había comprado un camión por el monto de 1800 bolivianos. Se presentó ante esas autoridades en la aduana con su libreta de tránsito, y les invito a los personeros a estrenar su auto. Estos aceptaron alegremente y recorrieron las rutas del sector. Esto tenía el objetivo de que el chofer boliviano conozca el camino y las rutas.
El 16 de febrero, a las 12:00 Emilio Sfeir con el auto se dirigió nuevamente a la Oficina de Juan Valori donde le recogió y le invito a almorzar en el Hotel París terminando su almuerzo a la 13:15 horas de donde se retira Valori a hacer su siesta de costumbre a su cuarto, y Emilio se dirigió en auto Villazón, les instruyó y reiteró todos los detalles de la operación. La comitiva se avía parapetado en la frontera y esperando al otro grupo que traería a Valori.
Sfeir regresó apresurado llegando por la tarde, ya lo esperaba en su oficina Juan Valori, acto seguido lo llevó a la casa que había alquilado donde lo esperaba la comisión escondida en uno de los cuartos. Luego de entrar a la casa de Emilio Sfeir cerró la puerta con llave sin que se dé cuenta Valori. Le mostró donde debía instalarse la radio en el interior del cuarto y estaba cerca la escalera chica preparada de ante mano para ese fin. Valori se subió por la escalera y cundo trataba de colocar en la pared un clavo. Emilio, “di la contraseña y la patada a la escalera a un tiempo y el tipo cayo de espalda cayendo los cuatro juntos sin darle lugar a un murmullo”. La comitiva lo tenía reducido al espía en el suelo, “solo falló el cloroformo nos ocasiono una tensión (…) que no era para menos semejante trances, pues el primer frasco resulto pasado, resultando eficaz por suerte el segundo, una vez narcotizado le puse en la bolsa echándole candado y de allí al auto por el lado del patio”.
Todos los efectos comprados y todo el personal inclusive, entraron tranquilamente por la puerta del garaje de donde partieron con el auto con calma hasta pasar el cuartel. Emilio regresó a su casa donde tenía lista una escoba, barriéndola repetidas veces incluso las paredes, rápidamente lavo con agua los agarradores de la puerta, se limpió todo cuanto podía haber tocado los cuatro agentes más él. Esta tarea le demoro más de una hora, pues, cuando abandono la casa eran más de las seis de la tarde. De allí se dirigo a Villazón a pie donde llegó con muchos esfuerzos y dificultad. El Jefe de Etapas lo recibió y le ayudo, puesto que, se había encontrado muy mal, el cloroformo se había echado mientras barría el cuarto y le afecto de sobremanera.
Emilio Sfeir se dirigió al lugar ya citado, la comisión lo estaba esperando, “todos locos de alegría felicitándome desde el coronel y el intendente con apretones y abrazos calurosos”. Exitosamente se había dado la operación sin problema alguno. El súbdito extranjero Sr. Emilio Sfeir, había sido un hombre clave para la captura del espía Juan Varoli. Luego las autoridades de Villazón, lo entregaron a Juan Valori ante dependencias de la Policía local, denunciado como espía del enemigo y se instauro el proceso por espionaje ante el Tribunal de Justicia Militar. Tras esta detención no tardo en las repercusiones a nivel internacional a raíz de su captura.

Repercusiones a raíz de la captura del agente enemigo

La captura del espía Juan Valori, no tardo en generar sus repercusiones a nivel internacional. La principal fuente seria los periódicos argentinitos. El matutino “La Prensa”, señala: las autoridades fronterizas de Bolivia han realizado en jurisdicción Argentina (La Quiaca) actos “depredatorios” desconociendo su soberanía. Pedían se esclarezca el tema de Valori, para que se adopte las medidas que corresponden ante el Poder Ejecutivo de Argentina, así exclamaba sus periódicos ante la detención de Valori.
El Gobernador de Jujuy, informaba públicamente en un periódico local, las investigaciones hechas respecto a Juan Valori. De acuerdo a esas indagaciones se indicó que un sargento del ejército boliviano en complicidad con otros individuos valiéndose de engaño condujo al ciudadano peruano Juan Valori a la casa del sargento en La Quiaca y lo victimaron con una agresión. Luego lo llevaron en un automóvil pasando la frontera de Bolivia en dirección a Villazón. El periódico ‘La Nación’ de Argentina, “asegura que las autoridades bolivianas están comprometidas en el hecho que el secuestro fue planeado en Bolivia” y “que no se sabe si Valori está vivo o ha sido asesinado en Bolivia”.
Los diarios argentinos de la primera semana de marzo de 1934, insertaron un comunicado expedido por el Ministerio de Guerra argentino en complacencia de las autoridades políticas del Norte argentino. Estos tenian serias sospechas sobre la activa participación de: “(...) los sujetos Emilio Esfier y Enrique Loza, que aparecen ahora como firmantes de cartas dadas a la publicidad y en las cuales hacen cargo contra el mencionado militar [Guillermo Maeesen]”. Sus indagaciones mencionan que el señor Emilio Esfeir había aparecido en La Quiaca días antes del secuestro de Valori, con grandes sumas de dinero y luego este desapareció tras el suceso.
Consecutivamente el periódico Universal de fecha 19 de febrero de 1934, en nota titulada: “La Captura de un As del espionaje Guarani da lugar a una Reclamación”, por parte de las autoridades del plata. El artículo refiere que la policía boliviana había procedido en su jurisdicción. Las autoridades fronterizas de Bolivia habían estado vigilando al espía Juan Valori y lo capturaron en territorio nacional en una de sus incursiones. Según este matutino: “Valori es uno de los autores de los sucesos de Campo Victoria, Gondra y Alihuata”.
El periódico boliviano “Ultima Hora”, del 21 de febrero de 1934, desmentía las afirmaciones de la prensa Argentina. Y resaltaba que: “La captura de este peligroso individuo se la llevó a cabo, como se sabe en una de las oportunidades en que penetro a territorio boliviano – Villazón – usando un disfraz. Prevenidas las autoridades, le cayeron encima antes de darle tiempo a pasar el puente que separa esa pequeña población boliviana de La Quiaca”. En consecuencia, Ultima Hora, del 26 de febrero de 1934, respecto a Valori reafirmaba nuevamente en su nota que: “la captura de Juan Valori, señalado como espía al servicio del Paraguay, donde mandaba informaciones de toda índole, se efectuó, en Villazón en pleno territorio boliviano, durante una de las incursiones que realizó usando disfraz e ingresando con documentos falsos”.
El matutino Universal destacaba en su nota del 23 de febrero de 1934, que 36 detectives argentinos de Buenos Aires habían incursionado a Villazón, estos en condición de viajeros representantes de casas comerciales y establecimientos industriales. Los cuales ofrecieron calzados, ropa, alimentos como azúcar, frijoles, arroz, etc., la incursión de estos agentes comerciales llamo de sobre manera la atención de la población fronteriza. Su estadía había tenido como fin investigar sobre la captura del espía Juan Valori.
La prensa porteña pedía que se devuelva a su hogar al comerciante Juan Valori a La Quiaca y con tono amenazante expresaban: “en caso de no atenderse estas reclamaciones, la Argentina hable de otra manera”. La prensa bonaerense fue sacando notas consecutivas con objetivo de agitar el asunto a nivel internacional con amenazas dirigidas a agravar el conflicto. Incluso se llegó a sugerir de manera intencionada se entorpezca “la firma del convenio comercial argentino-boliviano” que se estaba gestionando en esos momentos. Notas periodísticas de ese tipo intentaron agitar las relaciones entre Bolivia y Argentina que finalmente no prosperaron.
De acurdo a la “Síntesis Informativa Semanal” del 31 de enero de 1935 de la Sección II-A., del Estado Mayor Auxiliar, se conoce que la prensa Argentina. Continúo de manera agresiva con notas como la siguiente:
“SOLO FALTA EL COBARDE ASESINATO: Asalto y robo como el caso de Juan Sorar en San León; secuestro de personas como en los casos de Valori y Rossini en este pueblo, de Juan Adrián en Santa Catalina de Guillermo Sotar en San León; expulsiones de argentinos como el caso del Román Aguirre; incursiones para el secuestro de haciendas; todo eso habían cometido los soldados bolivianos en territorio argentino; faltaba solo el asesinato! Y ya lo consumaron…! Anacleto Quispe, ciudadano argentino, hijo de esta Puna, ha sido asesinado en la noche del 8 del corriente [Enero de 1935] mes por soldados bolivianos en Sansana, dentro del suelo argentino, por no haber querido entregarse a servir a una patria que no era la suya. Perpetrado el crimen, esa soldadesca intento profanar el cadáver con el robo, pero los valientes sansaneños hicieron huir a los cobardes asesinos…La voz indignada de este pueblo exige una amplia reparación. Nuestro gobierno debe obrar con energía para evitar mayores inauditos atropellos… Así la exige la tranquilidad y seguridad de este pueblo y ya es bastante para hacer respetar la dignidad de la nación…”.
Los matutinos argentinos, aprovecharon cualquier incidente para elevar sus duras críticas y continuas refiriéndose a la captura de Juan Valori. Empero, la prensa nacional también con notas consecutivas desmentida lo afirmado en periódicos argentinos. Sin embargo, cabe mencionar que las notas periodísticas de la prensa gaucha tenían mucho de cierto en su contenido. Como la captura de Rossini y Valori fueron hechos en territorio argentino, acción promovida por el Servicio Reservado boliviano. La prensa nacional no tuvo otras que desmentir con publicaciones periódicas, a sabiendas que era verdad, para no provocar incidentes diplomáticos con la Argentina, ya que, dichas capturas se las realizó en jurisdicción y territorio argentino. En efecto, la acción del servicios secreto seguiría. Tuvo que proyectar otras operaciones con más cautela, teniendo ya la experiencia de las capturas de Rossini y Valori. La “Operación Rosita” fue una nueva acción donde se trabajó con un personal nuevo incluida mujeres. Esta operación fue tan exitosa que no provoco repercusión alguna en la prensa enemiga.
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3 comentarios:

  1. Reciban un cordial saludo.
    Que grato es saber , que tengo familiares heroes de la guerra del Chaco en Bolivia . Esto me llena de orgullo .
    Yosef E. Sfeir.
    5890 SW 8th Street.
    Miami , FL 33144 . USA
    Ph +1-786-3794938 wharsapp

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  2. ¿ y cual el destino del espia Valori.. fue fusilado ?

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  3. Si, definitivamente, un orgullo .

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