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NICOLÁS AVELLANEDA PRESIDENTE ARGENTINO ESTUDIO Y VIVIÓ EN TUPIZA BOLIVIA

Por: Antenor Fernández Yañez, WhatsApp 73041229 / Este artículo fue publicado en el periódico El Diario el 19 de Diciembre de 2017 (http://www.eldiario.net/noticias/2017/2017_12/nt171219/nuevoshorizontes.php?n=3&-nicolas-avellaneda)

Nicolás, sólo tenía seis años, junto a dos hermanos y su madre doña Dolo-res Silva y Zabaleta, llegó a Potosí, huyendo desde Tucumán en el verano de 1842, encontrando protección y refugio en Tupiza, (Sud Chichas). En Metán, su padre el doctor Marco Manuel de Avellaneda, había sido decapitado por las huestes del dictador Rosas,
Los sicarios de Rosas, decididos a exterminar a la familia Avellaneda, en tenaz persecución, llegaron a La Quiaca, cruzaron la frontera a Villazón, desde ahí a Tupiza. En gesto humanitario el sacerdote Faustino Rendón, escondió a la desesperada y atemorizada dama argentina y sus tres pequeños. El grupo criminal, trás fracasar en su cruel propósito y ante la actitud firme y hostil de la población tupiceña, retrocedió y optó por replegarse a su país.
Doña Dolores con sus hijos, vivió refugiada en la Parroquia durante varios años, las familias tupiceñas, muy solidarias le proporcionaron toda la ayuda posible; el pequeño Nicolás ingresó a una modesta escuela de Tupiza, recibió instrucción primaria, siendo su maestro don Prudencio Guillén, dicho establecimiento educativo estaba en la calle Sucre, frente a la casa del recordado escritor Eduardo Wilde.
“Nuevos Horizontes” de EL DIARIO, evoca el historial y trayectoria del Dr. Nicolás de Avellaneda, quién muy joven, en 1874, asumió el mando Presidencial de la República Argentina.
Los Rosembluth, Sotelo, Bertolini, Martinic, Eguía, Pantoja, Aramayo, Barco, Yañez de Montenegro, entre otros niños de abolengo y de diverso nivel social, fueron los compañeros de clases de Nicolás, quien desde un comienzo demostró afinidad, carisma y fundamentalmente afecto hacia los demás, dedicado al estudio compartía en el recreo los juegos propios de su edad.
El trompo, la pepitas o canicas, las onzitas (monedas vaciadas en plomo), los soldaditos “platillos” (tapa coronas de soda), entre otros juegos, eran el entretenimiento de los niños de esa época y Nicolás, era un chicheño más, estaba en la TIERRA DE GUERREROS, predestinado a emprender el camino a la consagración. Junto a sus amigos, en las tardes libres de otoño demostraba habilidad y destreza, desde el cerro contiguo a la Parroquia (Corazón de Jesús) lanzaba a lo alto sus “voladores” de papel seda, sin duda fueron años de infancia feliz para Nicolás.

A ESTUDIAR EN CÓRDOVA

En 1850, Nicolás retornó a su patria con su familia, muy emocionado y también triste se abrazó y despidió de sus amigos de Tupiza, a quienes consideraba sus “hermanos chicheños” se dirigió a Córdova, para realizar estudios superiores en Derecho, los mismos los concluyó en Buenos Aires en 1857.
A los 24 años de edad, muy joven, fue elegido diputado a la Legislatura de Buenos Aires, en 1862 ascendió a cargos muy altos; Parlamentario, jurisconsulto y periodista, en 1866 Ministro de Gobierno de la Provincia de Bue-nos Aires, luego Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública; en las elecciones generales, con el voto unánime de 10 provincias tomó el mando de la Nación Argentina.

TELÉGRAFO HASTA TUPIZA

Avelino Aramayo, oriundo de Moraya, (región de Los Chichas), próspero empresario Minero, en 1878 en ocasión de su paso a Londres por Buenos Aires, realizó una visita protocolar al Presidente Avellaneda.
El mandatario argentino en la conversación sostenida con Aramayo, emocionado preguntó por sus amigos de Tupiza, sus festividades, recordó sus excursiones, por Entre Ríos, Palala, Tambillo, trepando los cerros colorados, la campiña de Chajrahuasi, donde pescaban cangrejos, la Fiesta de Reyes, la adoración al niño Jesús en el pesebre de la Parroquia en Navidad y tantos otros pasajes de su niñéz.
Avellaneda, emocionado ponderó el gesto humanitario y agradeció a esa hospitalaria ciudad chicheña por haber salvado a su familia de la sañuda persecución política, y fundamentalmente, por haber recibido una sólida educación primaria, factores esenciales que le permitieron realizar estudios superiores en la Universidad hasta graduarse como abogado e incursionar en la política para trabajar por el progreso de su país desde el cargo de Presidente de la República Argentina.
En un gesto de gratitud, el Presidente Avellaneda dio instrucciones a sus ministros para que el tendido del TELEGRAFO desde Buenos Aires, a Jujuy y la Quiaca, fuera ampliado hasta Tupiza, de manera que la antigua ciudad chicheña quedó incorporada a esta red de comunicación internacional.
El servicio telegráfico hasta Tupiza, fue inaugurado el 14 de febrero de 1879, ante el júbilo y alegría no solo en Tupiza, también de poblaciones circundantes que pasaban a formar parte de este medio de comunicación rá-pido y novedoso para esa época, como lo es hoy el Internet.
Empero, esa jornada quedaría marcada por los días trágicos que se avecinaban para Bolivia, los buques de guerra de la armada chilena: Cochrane, O’ Higgins y el Blanco Encalada con salvas de sus cañones, arribaron y fondearon en el puerto boliviano de Antofagasta, desembarcando 200 soldados bien armados to-mando por asalto las instituciones públicas, dan-do inicio a la ocupación de los puertos marítimos y despojo del Litoral Boliviano.
Bolivia, no solo fue despojada de su salida soberana al oceano Pacífico, sino del yacimiento minero de Chuquicamata, EL MAS GRANDE RESERVORIO DE COBRE DEL MUNDO que hasta hoy le genera millonarios ingresos a las arcas del Estado chileno, cuyos dividendos le permiten adquirir moderno material bélico de sus aliados: Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.

UN ASALTO AL ESTILO FAR WEST

El 4 de noviembre de 1908 se produjo el célebre asalto a la Remesa de la Compañía Aramayo Mines en Salo, (norte de Tupiza) en el sector conocido como “Waca Huañusca”, (vaca muerta) protagonizada por Robert Leroy Parker “Butch Cassidy” y Harry Alonso Longabahugh “Sundance Kid”, súbditos norteamericanos que se apoderaron de un botín, reduciendo al cajero y administrador de la mina “Guadalupe”.
La noticia del atraco y posterior muerte de los dos pistoleros norteamericanos en San Vicente corrió como reguero de pólvora por todo el continente y periódicos de Buenos Aires, la noticia fue difundida en detalle y con ribetes sensacionales por los medios de comunicación argentinos en virtud al TELEGRAFO que conectaba a Tupiza con la Argentina.
El Dr. Nicolás de Avellaneda, nació el 3 de octubre de 1837 en San Miguel de Tucumán, hizo estudios primarios en Tupiza, fue proclamado Presidente de la República Argentina (1874 - 80), luego confrontó una penosa y prolongada enfermedad, fue tratado en Paris-Francia, en el viaje de retorno y faltando tres días para atracar en el puerto de Buenos Aires a bordo del vapor “Congo” agonizó en los brazos de su esposa y rodeado de sus hijas, falleció el 25 de noviembre de 1885.
De brillante trayectoria, como escritor, estadista, abogado y periodista, el Dr. Nicolás de Avellaneda, dejó un hermoso legado a su Patria y antes de exhalar su último suspiro afirmó “Muero tranquilo, porque nunca he manchado mis manos, nada dejo para mis hijos, sino la honradez y ejemplo de mi vida”.
La Gran Región de Los Chichas conserva episodios poco difundidos, desde la Guerra de la Independencia (1810-1825), Guerra del Pacífico (1879) y Guerra del Chaco (1932-1935), donde resalta con nitidez el accionar combativo de los bravos guerreros del sur, indómitos integrantes de la legendaria Caballería Chicheña.

CENTENARIO DE LA ESCUELA “7 DE NOVIEMBRE” DE TUPIZA

En el historial del sistema educativo de la Gran Región de Los Chichas, sobresale con letras do-radas la brillante trayectoria de la Escuela Fiscal de Niños “7 de Noviembre”, cuyos fundadores adoptaron esa denominación en honor a la primera victoria libertaria del Alto Perú lograda por argentinos y chicheños en Suipacha, el 7 de no-viembre de 1810.
Este prestigioso plantel educativo, el 2018 celebrará su CENTENARIO DE FUNDACIÓN; meritorios maestros y maestras en el transcurso de diez décadas nutrieron de enseñanza sólida a miles de alumnos (as).
En la década del 60, un selecto grupo de educadores tuvo a su cargo el plan de enseñanza en diversas materias del ciclo primario destacándo los profesores: Sixto Echeverria, Maria Salinas, Mirtha Vargas, Ana Lehner, Luis Yañez; Juan Vargas, Daniel Laguna y otros. Corresponde a los Poderes del Estado, otorgar las máximas distinciones a la prestigiosa Escuela ”7 de Noviembre” de Tupiza en sus 100 años de profícua labor, y ser el crisol del saber en la Gran Región de Los Chichas”.

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