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EL AUGE DEL CAUCHO A INICIOS DEL SIGLO XX DESDE LA MIRADA DE DOS SUIZOS

Foto: Indios Caripunas en la construcción del FFCC Madera-Mamoré (circa 1909)

El auge cauchero en la selva amazónica a principios del siglo XX atrajo a una migración europea interesada en la explotación del “oro negro”. Franz Ritz y Ernst Leutenegger fueron dos de esos entusiastas que llegaron a Bolivia, y que posteriormente describieron ese proceso cuando volvieron a Suiza, su país.
Esos relatos, originalmente en alemán, han sido recuperados en el libro “Dos suizos en la selva. Historias del auge cauchero en el Oriente boliviano”, editado por Lorena Córdoba, y publicado con el apoyo financiero de la Embajada de Suiza en Bolivia y al Centro de Investigaciones Históricas y Antropológicas (Museo de Historia UAGRM). 
En esta entrevista, Lorena Córdoba explica que lo que se desprende de las memorias de ambos es que a la vez todos salían perdiendo en el negocio de la goma menos los grandes patrones, y el caso de ellos no fue la excepción.
¿Cómo fueron hallados los textos de Franz Ritz y Ernst Leutenegger, para recuperarlos en esta traducción?, ¿Son conocidos Suiza, cómo son valorados? 

Conocía previamente algunos fragmentos del texto de Ritz por mis investigaciones sobre los chacobos del oriente boliviano. Supe de la existencia de ambos libros gracias a un colega y amigo, Hans Joachim Wirtz. Con él conversamos durante un largo tiempo sobre la necesidad de publicar en castellano las historias de vida de Ritz y Leutenegger. Como muchos otros europeos, ambos formaban parte de la ola de inmigrantes que se embarcó hacia Sudamérica en busca de aventuras, de futuro, de fortuna, o todo eso a la vez. Sus libros son los típicos relatos de viaje de principios de la década del XX, que narran al público europeo las aventuras en una selva desconocida, pintoresca y exótica. Sin embargo, actualmente ni los libros ni los autores son muy conocidos en Suiza, y a decir verdad tampoco se los menciona demasiado en la literatura especializada sobre la Amazonía. Seguramente influye que estén publicados originalmente en alemán. Por eso me pareció fundamental traducirlos y ponerlos a disposición del público boliviano. También, en la medida de lo posible, intentar reconstruir las circunstancias de su escritura y de su publicación. Para emprender el proyecto fue decisivo el apoyo conjunto de la Embajada de Suiza en Bolivia y del Centro de Investigaciones Históricas y Antropológicas (CIHA) del Museo de Historia de la UAGRM, en Santa Cruz. Esas dos instituciones promovieron la labor de investigación que recoge el libro y que llevó casi tres años de trabajo.
¿Qué rasgos tenían ambos funcionarios antes de llegar al país? ¿Eran profesionales, de clase media, ideas liberales? ¿Cómo llegan al oriente boliviano (contrato, viaje de aventura, etc.)? 
Franz Ritz y Ernst Leutenegger fueron dos jóvenes aventureros que no solo compartieron la nacionalidad suiza y la profesión cauchera. También compartieron ideales, intereses, preocupaciones, una cierta sensibilidad y hasta un círculo social. Por momentos incluso llegaron a trabajar en la misma barraca con apenas meses de diferencia: Ritz navegando y comprando la goma del establecimiento, Leutenegger administrándolo. Ritz llega a Bolivia contratado por la empresa Braillard & Co. y comienza a trabajar en Riberalta. Luego viaja a los ríos Geneshuaya y Madre de Dios. Leutenegger, en cambio, llega a la Amazonía contratado por la legendaria Casa Suárez y trabaja como contable en Cachuela Esperanza. Pero la experiencia le desagrada y procura por todos los medios irse a la selva: finalmente consigue trabajar en las barracas del Beni. El libro cuenta esas dos historias.
¿Qué aspectos y cómo les impacta la vida en el oriente boliviano? 
Los dos suizos conocieron de primera mano la vida en las barracas caucheras: Leutenegger en Almendros, Ritz en Nueva Berna y Chotadigua. Lo primero que llama la atención en sus textos es el asombro idealizado ante la naturaleza. Las penurias cotidianas de la experiencia barraquera se contraponen con la fascinación romántica por lo exótico y por lo salvaje. Ambos describen la selva como una sinfonía de animales, de plantas, de gente, de colores, de sonidos, de fragancias, de texturas que van conformando una especie de torbellino de sensaciones. Sin embargo, a la vez, los tonos y las percepciones personales ante esa misma experiencia inédita no son exactamente iguales en ambos. Ritz es más discreto, inocente, casi despreocupado; tolera las desventuras con buen humor y estoicismo. Leutenegger es más lúcido, descarnado y pesimista: su prosa es melancólica, nostálgica, por momentos hasta cínica.
¿Cuál es la relación que entablan con los terratenientes o dueños de barracas? ¿Cuál es la relación que entablan con los indígenas? 
Si bien ambos describen las barracas a partir de una añoranza nostálgica, años después de haber dejado Bolivia, es importante señalar que coinciden en que no han presenciado situaciones de extrema violencia como la que en aquella misma época se denunciaban en el Putumayo. Sin embargo, lo que se desprende de sus memorias es que a la vez todos salían perdiendo en el negocio de la goma menos los grandes patrones, y el caso de ellos no fue la excepción: luego de haber trabajado casi 15 años en las barracas, Ritz vuelve a Suiza sin poder ahorrar un solo centavo. El caso de Leutenegger es distinto porque fue el primer marido de Esperanza Suárez, la hija mayor de Nicolás Suárez, con lo cual su posición en la industria fue muy diferente: accedió a cargos gerenciales y se encargó de la filial de la Casa Suárez en Brasil y luego en Inglaterra, donde finalmente murió. Respecto de los indígenas amazónicos, ambos tienen una visión que por momentos puede ser condescendiente o paternalista pero a la vez es amable, mesurada, tolerante, y está muy lejos de los prejuicios raciales tan comunes en aquel entonces. Creo, por otra parte, que Leutenegger los conoció más de cerca que Ritz. En Ritz los indígenas son actores de reparto, anónimos, sin nombre, casi genéricos. En cambio, en Leutenegger los indígenas aparecen individualizados con nombre y apellido, con sus matices, sus propias historias, sus preocupaciones y sus personalidades.
¿Cuál es la evaluación suya de estos relatos y reflexiones dejados por Ritz y Leutenegger? ¿Cómo aportan actualmente estas miradas al conocimiento de esa sociedad? 
Más allá de los tonos personales, de las sensibilidades, de los matices de la escritura y por qué no de los propios silencios, creo que las memorias de Ritz y Leutenegger tienen un inmenso valor histórico. Primero, obviamente, por la cantidad de detalles que nos ofrecen sobre la industria cauchera y su contexto. Pero, a la vez, porque al hacerlo no caen jamás en una lectura facilista en blanco y negro. Quiero decir que no incurren en los extremos de la hagiografía (el cauchero como héroe inmaculado de la civilización y el progreso) ni tampoco de la leyenda negra (el cauchero como predador cruel e impiadoso). Estos relatos de viaje nos permiten entonces humanizar la figura del cauchero. Nos brindan elementos de juicio para reflexionar mejor sobre las ambigüedades, las contradicciones, los claroscuros, las zonas grises de la industria de la goma en la Amazonía boliviana, y a la vez sobre la importancia indiscutible que tuvo la misma a la hora de definir el destino del Oriente y aun de la propia Bolivia.

Publicado en: www.pieb.com.bo el 29 de octubre de 2015.

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