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EPÍSTOLAS DE LA GUERRA DEL CHACO “MARTENCITO” DESCRIBE SU COMBATE CUERPO A CUERPO

Soldado boliviano indígena herido.

(EL IMPARCIAL. Cochabamba, 19 de octubre de 1932)

La vieja india ha cogido ansiosa la carta tanto tiempo esperada del hijo que ha ido a la guerra para pelear por su patria. Largas vigilias le han robado el descanso, pensando en la suerte de aquel soldado que será el orgullo de su familia, vivo o muerto. La vieja india es la fortaleza de aquel hogar aldeno en donde las lágrimas mojan todas las congojas nacidas desde el instante en que todos los del rancho vieron al mozallón, embutido en el uniforme del soldado, partir en la velocidad de un tren, allá lejos, a esas tierras sin historia para ellos, los de la raza autóctona; pero envueltas en la sangre de la reconquista.
La madre, ha recogido del Comité pro Soldado, la misiva del hijo, un mensaje de agreste contextura, de ingenua concepción indígena. La carta contiene renglones que a falta de vocablos castellanos, han sido reemplazados con la frescura ruda pero evocativa de unas frases quechuas, llenas del sabor de la cabaña, hiladas con las vendijas tuzadas al rebaño ovejuno.
La india, sin saber leer, escucha los labios de una abnegada damita del Comité pro Soldado, el último mensaje de su hijo que ya ha alcanzado la glorificación del héroe:

A mis queridos papasito y mamita: Te los escribos esta carta, sentiendo que ya soy utro. Ya un soy Martencito, cuando te los cuidaba las ovejas en la quebrada; intonces, en la fiesta de la mamita Santa Ana, cmaretata ttojyajta huyarini mi lo escapaba al mayupamp; aura me loei combatido en cerca al Boquerón y numiei cunucidu yo mesmo.
Valiente buliviano Tatay y mamay, te lo ovieras llorado viéndomelo peliar por patria ermosa. Te lu contaré tudo, pero un te vayas a redamar huakainiquita. Bueno pues. El ufecialjefe frente al enemigo nus mandó cargar a la balloneta. Lu estoy viendo tuavía: Al asalto. Armar la balloneta. Adelante. Carrera mar. Yo chumuspa corría huayrajina; no sentía el cansancio; mis ñahuis me ckanchaban; tenía rabia torojina; te lu encontré a un pila con con jatun cuchillo; casi huisayta ttojsihuan. Entunces, un sei lu qie sucedió, ajay pubricitu!, cun la colata de me fosil, me lu barajé enseguida, con la mesma colata caíaveranta partini, mamay te lo joro que seloice turtilla. Un te vayas a asostar; in ese momento, muyuicuanco cumu ucho paraguayeños. Peru Martenceto ira valiente soldado buliviano que no se rende así nomás. Caramba Tatay, mi fosil ira un buen garrute, lu batí como guaraca y humasnincuta kallarcani. Tagua pilasta pampápi ricuni. Lus utrus se lu uyeron cumu guanacos y di circa lus perseguía pesándole los talones, gretándoles yo Veva Bolevia! E los omillé heciéndome: Pirdón boleianito y maquisnincuta okarercancu… E yoistaba orgulloso de ser bolevianito.


Nada más te lo cointo por aura.

MARTENCITO

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