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DESCRIPCIÓN DE LA VILLA DE TARIJA

Por: P. Fray Manuel Mingo de la Concepción - En: Mingo de la Concepción, P. Fray Manuel, Historia de las Misiones Franciscanas de Tarija entre Chiriguanos. Imprenta Universitaria, Tarija, 1996. / Este artículo apareció publicado en el periódico El País de Tarija el 30 de Marzo de 2014.

Dase razón de la construcción o fundación material del Colegio de Propaganda Fide de Misioneros Franciscanos de la Villa de Tarija.
Hácese con esta ocasión alguna descripción de dicha Villa y se refiere al estreno de la iglesia nueva de dicho Colegio.
A los quince días después que recibimos el convento y quedó erecto en el Colegio de Propaganda Fide, llegaron a él el R.P. Guardián Fray Francisco Escribano y un padre sacerdote llamado Fray Antonio de la Calle. Estos habían entrado y deteniéndose en la ciudad de La Plata, alio nomine Chuquisaca, para visitar allí al Sr. Presidente y Oidores de aquella Real Audiencia como también al Sr. Arzobispo y pedirle para sus religiosos las necesarias licencias de confesar y predicar en toda su diócesis. No desmayó el ánimo del dicho P. Guardián al ver el estado no pensado de nuestra pequeña y desmantelada habitación, antes si comenzó desde luego a trabajar y mirar en primer lugar por la decencia del templo de Dios, haciendo adornar y asear el retazo de la Iglesia que halló y los ornamentos de la sacristía, en la que añadió y puso muchos corporales y purificadores nuevos, que trajo consigo.
Así mismo procuró mandar se hiciese en Potosí para nuestra iglesia de Tarija una lámpara de plata (no había antes alguna en ella) suficientemente grande, la cual a la mitad del año siguiente de 1756 se puso, y permanece pendiente de un cordel con su correspondiente vaso de cristal, cebado o lleno de aceite, para que esté ardiendo y alumbrando de día y de noche en medio de la capilla mayor delante de su Majestad Sacramento. Esta lámpara es la primera y única que se ha visto (y se ve) arder con aceite hasta dicho año en Tarija, siendo así que por entonces llevaba ya o contaba esta Villa ciento ochenta y un años de fundación. Verdad es que cuando en algún tiempo fue rica y abundante de caudales por las buenas y altas ventas que lograban con sus con sus preciosos y abundantes maíces en los famosos minerales de sus inmediaciones o tierras de Chichas y Lípez, hubo quien para la iglesia matriz o parroquial dió una lámpara grande de plata (la cual aún subsiste) pero nunca se ha cebado ni arde con aceite sino con velas de cebo a causa de la falta de aceite que se experimenta en este país. Acerca del cual diré aquí algo de su situación, de su temperamento y otras circunstancias, permitiéndoseme esta digresión, que me parece conveniente, ya para dar alguna noticia a los futuros misioneros o religiosos europeos que con el tiempo hubiesen de venir aquí, ya por no hallarse impresa cosa alguna de esta ilustre Villa favorecida de Dios al presente con tener en sí (de treinta y siete años a esta parte) este nuestro Colegio, el cual le ha dado tanto nombre que se oye ya no sólo en todo este reino del Perú, sino en toda España. Y digo lo siguiente:
Fundóse esta ilustre Villa de Tarija en el año de 1574, por disposición y orden del señor Dn. Francisco de Toledo, Virrey de Lima y de todo el reino del Perú.
Así consta de los papeles del archivo de esta Villa misma.
De que se sigue y parece que fue mal informado o se engañó el reverendo Padre cronista de esta Santa Provincia de San Antonio de los Charcas1 el cual dice en ella que se fundó en el año 1591, siendo Virrey Dn. García de Mendoza (1), quitándole de este modo diecisiete años de antigüedad.
El dicho señor Toledo, hallándose de visita en el dicha año de 1574 en la ciudad de La Plata, fue informado cómo la Provincia de los indios Chichas, cristianos, estaba muy hostilizada de los indios infieles Chiriguanos, con muertos y robos (2) especialmente por el carril o camino ordinario real que pasaba y pasa por dicha Provincia de Chichas viniendo desde la ciudad de Buenos Aires y la del Tucumán a la dicha ciudad de La Plata, Potosí, a Oruro, a La Paz y a otros pueblos del Perú. Y para remediar dichos años, echó manos Su Excelencia a un Dn. Luis de Fuentes, caballero europeo natural de Cádiz (o de Sevilla) vecino entonces de la citada ciudad de La Plata y de genio valeroso. A este le dio, en veinte y dos de febrero del dicho año de 1574, el título de Poblador y el de Departador de Tierras, con facultades de Teniente, de Capitán general y Justicia Mayor, y le mandó que, llevando consigo 40 hombres de su satisfacción, bien armados, (fuera de los que después voluntariamente se le agregasen) entrase a la tierra del enemigo, esto es, a las tierra de los bárbaros Chiriguanos, donde poblase y fundase una villa que tuviese por patrón al glorioso S. Bernardo Abad, su devoto; y procurase dicho jefe favorecer y privilegiar a los que ayudasen en la conquista. De los 40 hombres que eligió dicho señor para la expedición, algunos o los más eran de mucho honor y caudal y alguno de ellos trajo consigo muchos sirvientes de los que tenía en una hacienda cerca de Chuquisaca.
Y también mandó asimismo al citado virrey que fuese villa (después de formada) a la capital de la citada provincia de los Chichas, en donde pusiese su lugarteniente. Antes de esto era la capital el pueblo de Santiago de Cotagaita.
El dicho caballero don Luis llegó con su gente en primer lugar al paraje que hoy se llama Tarija la Vieja. Allí hizo formar una capilla itineraria y dejando en ella un sacerdote con alguna gente de resguardo en un fuerte que allí cerca hizo construir en el sitio que hoy se llama Tarijacancha, pasó con los demás a reconocer aquellas cercanías y también los sitios cercanos a lo que ahora es la Villa de Tarija en los cuales habitaban dispersos varios indios chiriguanos gentiles. Estos Chiriguanos, noticiosos de la venida de los Españoles, después de haberlos tenido cercados algunos días, reconociéndose poco suficientes para resistir a las armas de fuegos, fingieron que venía o que salía mucha indiada chiriguana de hacia el valle gentilicio de las Orozas, distante más de doce leguas y también del valle de Bermejo, distante ahora 20 leguas. Por lo que dicho Don Luis, dando crédito a la voz (lejos de huir), juntó a la gente que pudo con más otra porción que de Chichas vino a su socorro y caminó para el valle de las Orozas al fin de salirles al encuentro; y en atención de esta ausencia, los astutos Chiriguanos de acá, aprovechándose de la ocasión, fueron y acometieron a los cristianos que había en Tarija la Vieja, quemaron la capilla que ahí se había construido y dieron muerte a todos a excepción de uno que se huyó y se vino a juntar con los indios cristianos llamados Tomatas(3), que en los años o pocos meses antes habían venido los Chichas y vivían tolerados (por su quietud) de los Chiriguanos en un sitios distante pocas leguas de lo que es ahora Tarija la Nueva.
De los cuales hay quien dicen que eran originarios de Copiapó (jurisdicción de Chile) conducidos y traídos por un religioso de la orden de N. Padre S. Domingo, quien hizo construirles una capilla antes que viniesen los Españoles armados. El tal huido buscó luego a don Luis, dióle cuenta de lo acaecido y volviéndose con él al paraje de lo que es Tarija, puso de centinela al denunciador en la lomita donde está ahora una capilla dedicada al glorioso S. Juan Evangelista(4) y habiendo llegado el caso de pelear, vencieron los Españoles a los Chiriguanos bárbaros habitantes es este valle y en el de S. Ana, dando muerte a unos y haciendo que se huyesen otros, los cuales se fueron tierra adentro.
A esta victoria ayudaron los dichos indios Tomatas cristianos comarcanos, los cuales fueron para los Españoles muy fieles y se quedaron viviendo en dos parajes distintos: el uno era (y es) hacia la parte de arriba del sitio o terreno llamado hoy el de S. Lorenzo, y el otro junto al sitio llamado La Victoria. De estos indios Tomatas hay todavía varios descendientes que viven en dichos parajes distintos con el nombre o denominación de Tomatas de Arriba y Tomatas de Abajo (5) en tierras propias de ellos, cuyos padres primitivos o ascendientes fueron premiados por el citado conquistador Don Luis de Fuentes.
Los de arriba pertenecen en el día al curato y jurisdicción de S. Lorenzo, alias de Tarija la Vieja, y los de abajo al curato de esta Villa de S. Bernardo de Tarija.
Este término Tarija no consta quién impuso, pero en los papeles antiguos está escrito Tarija y no Tarifa como pronuncian muchos que no son patricios (6).
Conseguida la victoria por los Españoles y desterrados de los sitios comarcanos los bárbaros Chiriguanos, comenzaron nuestros Españoles, ayudados de los indios Tomatas cristianos, a edificar esta Villa según los dispuso el señor Virrey, el cual dispuso también que fuese con las circunstancias siguientes, a saber: que se crease y estableciese en ella un consejo o cabildo de dos alcaldes ordinarios, un alguacil mayor, tres regidores (a quien llamamos Veinte y Cuatro), un procurador general y un escribano. Todos los empleados quedaron luego con aprobación del citado virrey en el uso y ejercicio de sus oficios. Después del cabildo consiguió de su majestad la concesión de otros once empleos más y son: el de un alférez real, el cual saca y manifiesta el estandarte real anualmente al pueblo en la víspera y día del patrón S. Bernardo y en las proclamas de los Reyes: El empleo de juez de cámara, el de un fiel ejecutor, el de un alcalde provincial, el de un protector de naturales, otro con el cargo de defensor general de menores, un mayordomo de propios y dos alcaldes de la hermandad que coja y celen la jurisdicción.
De todos estos empleos algunos se ven en práctica y otros no, no por falta de voluntad sino de plata, necesaria para conseguirlos (7). El que no falta es el empleo de un subdelegado electo o nombrado por el Intendente Gobernador de Potosí y confirmado por el Sr. Virrey de Buenos Aires para todo el Partido Real de Tarija, el cual se extiende por muchas leguas, en las cuales hay 50.000 almas repartidas en los cuatro curatos tarijeños parte, y parte en el río S. Juan, en el de La Loma y también en alguna parte del anexo de Sococha, pues hasta todo esto se extiende la jurisdicción real de tal subdelegado.
Descendiendo ahora a las circunstancias particulares de esta Villa y de su jurisdicción, digo que la planta y formación de este pueblo es buena y llana y deja reconocerse bien desde una inmediata lomita o cerro bajo llamado de S. Roque, desde el cual se ve muy bien que las calles son rectas, muy largas y anchas y bien dispuestas, con acequias que conducen agua a los respectivos huertos que tienen los vecinos en sus casas, las cuales se hicieron grandes y buenas aunque en el día se hallan bien ruinosas a excepción de unas pocas. Faltan muchas de las primitivas, una porque el inmediatorío las ha destruido, y otras porque, habiéndose caído, no han tenido sus dueños caudal para levantarlas. Por todo lo cual el vecindario dentro de la Villa no pasa de 225, pero en las inmediaciones hay muchos habitantes dispersos en varios ranchos y casas de pajareque alias de embarrado, los cuales disfrutan la convivencia de cuidar bien y de cerca sus chacras y criar a su satisfacción sus animales.
Tiene dicha Villa de Tarija dos plazas: la una que llaman del Rey, sirve solamente para la revista de armas y soldados, para los ensayos de fiestas de plaza y para varios concursos de gente de la jurisdicción. La otra, que llaman la Mayor o la Común (y es bien grande y cuadrada) está en medio del pueblo. A ésta vienen algunas gentes de las chacras y aldeas a vender sus hortalizas y frutas, papas y quesillos, y las del pueblo a vender pan, empanadas fritas y otras cosas. Y también sirve para los actos públicos de justicia. En ella está la iglesia grande matriz con la puerta principal al oriente (8) con un cementerio muy capaz; pero en el día se tiene a dicha iglesia como derelicta, por lo que diré después. Finalmente en dicha plaza están las casas y portales del cabildo, el cual tiene en lo alto una sala capitular y otra sala de armas y municiones, y en los bajos hay dos oficinas de archivos de papeles y escrituras, y dos cárceles, una para hombres y otra para mujeres, sin comunicación la una con la otra.
Tuvo esta Villa desde a pocos años de su fundación un convento de N.P. Santo Domingo, el cual está en el día para expirar y otro del glorioso S. Agustín que se fundó en el año de 1588, el cual se halla en el día con solas dos celdas. Otro de nuestro P.R. Francisco de la Observancia que se la ha pasado en el año de 1755 a ser Colegio Franciscano de Propaganda Fide. Otro de S. Juan de Dios que se fundó en el año de 1632 y se halla con una corta enfermería y mucha pobreza. Y por último en el año de 1970 fundaron los padres de la Compañía un colegio bien cómodo para los ocho jesuitas (9).
De las dichas cinco expresadas comunidades religiosas público es que ya no existen los padres Jesuitas2 por haber sido expatriados en el año de 1767 y de allí a seis años extinguida su religión. Las otras cuatro existen, pero en tal decadencia que, a excepción de nuestro Colegio Franciscano, que se compone en el día de más de veinte y cuatro religiosos, entre sacerdotes y lejos, sin contar los donados ni entrar en cuenta otros treinta sacerdotes que regularmente viven ausentes, parte de ellos en los pueblos de las conversiones de indios reducidos que están a nuestro cargo y parte en misiones entre católicos; más los otros tres conventos son de corta comunidad que el que más tiene no pasa de tres individuos.
No hay en esta Villa monasterio alguno o casa alguna de niñas dotadas ni recogidas aunque esto se intentó cuando acaeció la expatriación de los Jesuitas, cuyo Colegio sirve solamente para tener en él dos aulas, una de primeras letras y otra de latinidad y retórica a expensas del ILL.mo. Señor Arzobispo actual de Charcas, Don Fray José Antonio de S. Alberto. Pero si dicho Sr. ILL.mo impusiese renta perpetua para la subsistencia o salario de los dos maestros, faltarán, con su muerte a lo menos, la de latinidad o gramática; y es de advertir que la iglesia de dicho Colegio sirve de auxiliar a la iglesia matriz vieja, la cual por estar ruinosa se halla en peligro de caerse, de modo que solamente servirá para cementerio de la que es ahora auxiliar y ésta pasará a ser la iglesia principal.
Tuvo desde su principio (y tiene) esta Villa y curato de Tarija un solo cura, el cual es justamente Vicario Eclesiástico con superioridad a los otros tres curatos y a una dilatada vice parroquia que necesita que cuanto antes se vea tenida y elegida en curato de ciudad y separado, supliendo por el que hubo en la antigüedad en el otro valle de las Salinas en el cual se comenzó a fundar una ciudad o pueblo con título o denominación de la Nueva Vega de Granada, la cual ciudad, estando en sus principios, fue destruida por los Chiriguanos gentiles.
Cuando en qué tiempo comenzó esta ciudad no consta. Pero consta que en el año de 1661 sirvieron allí de curas religiosos franciscanos en un pueblo llamado La Torre, fundado por el Capitán Don Juan Porcel de la Padilla, corregidor de la Villa de Tarija y de su partido y que el tal pueblo duró pocos años, Véase la Crónica de la Santa Provincia de los Charcas3.
Los clérigos de esta Villa de Tarija y de su partido son al presente pocos y las hermitas o capillas pertenecientes a este curato son solamente tres. La una (inmediata de la Villa) está dedicada a S. Juan Evangelista que es el patrón segundo o menos principal del pueblo a cuya fiesta asiste y debe asistir el cabildo en atención a que dicha capilla (aunque de unos años a esta parte redificada o renovada) estuvo la primera pila bautismal cuando se fundó Tarija y también en atención a la tradición que en dicho sitio se apareció el dicho santo apóstol. La otra hermita o capilla (también inmediata) se halla dedicada a S. Roque, cuya fiesta hacen voluntariamente sus devotos; y ambas están en unas lomitas o cerros bajos, que están en los extremos del pueblo.
Acerca de la tercera capilla digo que está dedicada a S. Ana, en un valle de este nombre distante cinco leguas cortas de esta villa, pero dicha iglesia (rectificada en el año 1771) es de un particular sujeto, el cual debe ser sacerdote y residir allí, según la intención del fundador de una capellanía que instituyó en dicho año de 1761, dejando congrua suficiente.
En cuanto a la gente de esta Villa y de su comarca es cierto que es blanca, de buena estatura y robustez, a excepción de alguna gente de servicio así dentro como fuera del pueblo. Hállanse hombres con estatura mayor de la ordinaria, y de este talle y casta gigantes hemos conocido alguna familia como el denominada Villa y Señor y es vos común que ha habido gigantes en esta tierra y en sus cercanías.
El fundamento es porque se han hallado, se hallan y vemos frecuentemente huesos muy disformes de cuerpos (al parecer humanos) en tanta magnitud o grandeza que corresponden a la de gigantes. Por lo cual en varias ocasiones han solicitado y buscado dichos huesos para remitirlos a España. Los reverendos padres jesuitas de Tarija remitieron un cajón de dichos huesos gigantescos. Después acá en el año 1784, por el encargo del Intendente Gobernador de Potosí Dn. Juan del Pino y Manrique, se buscó y se halló otra grande porción de tales huesos para despacharlos a España. Unos tenían la figura y forma de canilla, otros de muelas y otros de las choquezuelas. Pero si yo hubiera de dar de esto mi parecer, diría y digo que no son en realidad huesos los tales fragmentos sino piedras con figuras de huesos. Fúndome para esto en lo que dicen el insigne y docto Padre Feijoo en su “Teatro Crítico” y el célebre médico Piquer en su “Física Moderna”4 Véanse en los citados lugares a la margen y se hallará que tales o semejantes huesos son piedras que en su formación adquirieron aquellas figuras y más cuando es cierto que según el citado Piquer que las piedras crecen. Y en fin se infiere claramente que, cuando en sus principios hubieran sido huesos, luego que se quedaron empedernidos, llegaron a crecer en la cantidad y bulto que se muestran, sin que hayan sido gigantes.
Verdad es que, si atendemos a lo que escribió el docto Inca Garcilaso de la Vega en la primera parte de sus Comentarios del Perú, no hay dificultad para creer que esos huesos sean propiamente de gigantes5, porque en el lugar citado a la margen dice dicho autor con otros varios, especialmente con Pedro de Cieza León, que en el Perú hay fama, por tradición de los antepasados, que vinieron por la mar en una grandes balsas a manera de grandes barcas a desembarcar en la puerta de la costa que llaman de S. Elena de gigantes, esto es, unos hombres tan grandes (dice) que cada uno de ellos tenían tanto de las rodillas abajo como un hombre de los comunes en todo el cuerpo, aunque este fuese de buena estatura, y que sus miembros, conforme a la grandes de sus cuerpos, eran disformes que era cosa monstruosa ver sus cabezas.
Y también dice que habiéndose dado los tales gigantes a usar unos con otros del pecado nefando de la sodomía, los castigó Dios con fuego del cielo que los abrazó y solamente quedaron algunos huesos y calaveras que para memoria del castigo quiso Dios que quedasen sin ser consumidos del fuego. Finalmente, dice el dicho autor que, estando el mismo en el año de 1550 en la ciudad de Lima, oyó contar allí se habían hallado en dicha ciudad huesos de hombres tan grandes como los de los dichos gigantes y aún mayores (10).
En cuanto al idioma de este país de Tarija, todos hablan la lengua castellana en estas inmediaciones y solamente en los parajes o lugares llamados Los Altos y en algunas quebradas los indios habitadores de allí usan la lengua general de este reino llamado quechua ().
Las mujeres son de buen entendimiento y muy trabajadoras en costumbres de liencería y en telares, de lana solamente, por falta de algodón. El vestuario de las tales ha sido muy honesto, pero de algunos años a esta parte han dado algunas con vestirse con profanidad por usos y moda que la gente forastera ha introducido.
El común del pueblo es pacífico sin que se experimente en él aquel tropel de puñaladas, homicidios y otros desórdenes que se ven en otros de este reino (11). El giro y comercio principal de los hombres es el maíz, que por ser muy bueno es apetecido de otros muchos pueblos, y tan bueno que desde Lima y Buenos Aires es el más sobresaliente y selecto y por tal es muy durable en tal grado que no se agorgoja tan fácil o presto como el de otras provincias por todo lo cual se saca, así en gramos como la harina, para los minerales de Chichas y para muchos pueblos. El otro giro de los hombres es el de los géneros o efectos de tiendas de mercaderes, los cuales efectos son ropas del reino no fabricadas en Tarija sino traídas del Cusco o de Potosí. Y para esto hay en Tarija un buen número de europeos, unos casados y otros solteros transeúntes, los cuales suelen demorarse mucho tiempo, ya para sus cobranzas, ya porque lo comestible es regalado y barato, ya porque el clima y temperamento es saludable, como consta de la experiencia y de lo que ya digo.
El temperamento de Tarija es templado, porque, aunque en el principio de la fundación se experimentó cálido y ardiente, era porque entonces esta tierra estaba poblada de muchos árboles que le impedían la frialdad que le podían causar los vientos que vienen de las vecinas sierras altas y muy frías que la circunvalan; pero como ya no existen tales árboles en este valle descampado, se halla este terreno más frío que caliente, máximo en los meses de mayo, junio y agosto, los cuales equivalen a noviembre, diciembre, enero y febrero de España.
Pero este frío no es con rigor a causa de que nunca nieva estos valles, y vemos con frecuencia se varían los tiempos; por lo que tan presto hace frío y tan presto hace calor en todos los meses del año, en todos los cuales se puede, si se quiere traer nieve de la sierras frías, que no distan mucho. de facto se trae anualmente en el mes de agosto para la fiesta del patrón, y en el de septiembre, en que se celebran las fiestas de plaza y de iglesia en honor de la Sma. Virgen de Guadalupe. En fin es saludable este país y población feliz, de lo cual es prueba de que no se padecen ni se experimentan en ella los muchos tabardillos y enfermedades graves que se ven frecuentemente en España ().
Y de esto es argumento convincente que en los treinta y seis años que han pasado desde que pusimos los pies en Tarija (cumpliéronse el 26 de septiembre de este año 1791) son muy pocos los religiosos que han muerto en este Colegio, pues han sido solamente siete sacerdotes y cuatro legos, con circunstancias que de los sacerdotes, el uno de ellos había venido tísico de España, otro, que era uno de los fundadores, murió bien viejo y solamente de un empacho; dos de ellos vinieron de otros colegios a éste muy achacoso, y de los cuatro legos el uno murió bien viejo como de 70 años y el otro murió de mal de piedra.
Fuera de que vemos que el temperamento de Tarija parece tiene virtud para alargar a nuestros religiosos la vida, pues todavía existen al presente en ella muchos fundadores, y son el R. P. Fray Manuel Gil con 82 cumplidos y entrando a los 83, R. Fray Alejo Forcadel con 73 años, el P. Fray Mariano de la Purísima Concepción con 73 años, el que escribió con 76 años, y dos religiosos legos de los fundadores (del uno llamado Fray Francisco del Pilar) con más de 60 años y, con todo, estos dichos viejos trabajan lo que pueden. Prueba es también de ser saludable y apacible esta tierra el que no se padece ni se experimenta en esta Villa ni en sus cercanías el trabajo de los terremotos o temblores de tierra, como acaece en Lima y sus costa, y en el reino de Chile, ni la plaga molestosa de los piques alio nomine niguas, de los cuales haremos mención en el capítulo cuarto de esta Historia; ni la de los mosquitos pegenes, ni tábanos, ni garrapatas o ladillas, ni otras plagas de insectos; a excepción de que se sigan tres años estériles, secos y muy ardientes, que entonces salen langostas y pilpintos que roen y acaban las sementeras, o el gusanillo llamado el mijo, que destruye y mata los ganados. Ni se padecen tercianas frecuentes, a excepción que las traigan de afuera, ni malos vientos; ni son continuas o muy frecuentes las faltas de cosechas de maíz (que es alimento común de los pobres) porque, a excepción de uno y otro año, se coge el suficiente para el abasto de toda esta provincia; por tener ésta muchos y distantes valles o sitios de diversas calidades o castas de tierra si no se coge uno se coge en el otro. Y como por lo regular no falta el maíz en la jurisdicción, tienen los habitantes facilidad de criar muchas gallinas y cerdos o marranos, cuya carne es preciosa y de buen gusto; como así mismo para tener la bebida de la chicha, que hacen del mismo maíz, el cual es una especie de licor como de aguardiente, según se explicará en el citado capítulo cuarto de esta “Historia”.
Trigo también se da, y se coge lo suficiente no en la inmediaciones de esta Villa, (aunque si en ellas lo siembran, sale y se da bueno) pero sí en distancia de seis leguas; cebada se da buena, pero no se dedican sus habitadores a sembrar mucha, fiados en que hay pastos para sus animales y algunos alfalfares. El ganado vacuno no es mucho al presente, porque, con las pasadas frecuentes invasiones de los gentiles Chiriguanos comarcanos, están muy deterioradas las estancias circunvecinas. Ganado de lana no falta, porque hay varias ovejas en las citadas sierras altas que contienen dos dilatadas pampas: la una se llama Escayache y la otra Tagsara vel Taxara. Ni faltan legumbres, o miniestras; porque esta tierra es fértil y produce con especialidad buenos garbanzos, arvejas, porotos, alio nomine frijoles o aluvias, y con más abundancia zapallos que es una especie de calabaza, y también produce quinua, coles, lechugas, acelgas, escarolas, rábanos, y otras hortalizas. Y los vecinos que se aplican a poner plantas frutales consiguen muchos duraznos alias melocotones, manzanas granadas, uvas de parral; porque viñas, aunque en algún tiempo las hubo junto a la Villa, más ahora de ella distan seis o siete leguas, a excepción de unas dos que se distan menos y se hallan en el valle de Santa Ana, donde los nogales llamados Castilla y otros árboles frutales son selectos.
De pescado se carece porque, aunque junto a la Villa corre un río perenne algo caudaloso, no se recoge en él sino tales o cuales pescaditos en tiempo de las primeras avenidas ocasionadas de las primeras lluvias. Y esto es cierto que, aunque este río abunda de pescado crecido al entrar en la tierra de los Chiriguanos pero no se merece en estas inmediaciones por causa de un salto o despeñadero alto que hay en un paraje distante doce leguas de este pueblo, al cual sitio no se puede llegar por los malos caminos y angosturas que intervienen. Por lo cual el que quiere pescado algo fresco, lo ha de agenciar o traer del río Pilaya, que dista veinticuatro leguas, o del valle de Cuyambuyo que dista treinta leguas, o del valle de las Salinas que distan otras tantas, con circunstancia que éste, para poder ser guardado o permanente, es preciso que luego que se saque del agua, se sale, porque sino se sala inmediatamente se arranciará. También es cierto que el famoso río de Pilcomayo trae mucho y muy selecto pescado pero pasa distante de esta Villa algunas leguas, y se deja ver en distintos parajes. El más cercano es junto a un pueblo de gentiles llamado las Cuevas, al cual hay treinta leguas y de allí al río cosa de siete. El otro es cerca del río Pilaya, con el cual se junta tierra adentro. Su distancia es cosa de cuarenta y seis leguas.
En cuanto a la jurisdicción espiritual o extensión de este curato y de los otros tres inmediatos, que después expresaré, digo que pertenece al arzobispado de los Charcas, cuya capital es la ciudad de La Plata, y en cuanto a lo temporal y político real, pertenece ahora al virreinato de Buenos Aires, establecido en el año pasado de 1776, por nuestro católico piadosísimo monarca don Carlos III que en paz descanse.
En cuanto a la situación geográfica de esta Villa, digo que está en los 21 grados, 30 minutos de latitud de la línea y en los 315 de longitud, cae este pueblo entre la Provincia de Salta y la Provincia de Pilaya, alio nomine Cinti, de modo que la provincia de Cinti está al norte y las de Jujuy, Salta y Tucumán caen al Sur.
Mas para dar completa noticia del vasto territorio de Tarija y sus inmediaciones, digo que a la vista de esta Villa hay una sierra o cordillera alta, la cual es puna brava y atraviesa de Norte a Sur poblada de pastos y de mucha agua delgada, dulce y saludable; y quizás esto es por las buenas raíces y hierbas medicinales que en ella se crían, aunque en alguna distancia y son: el ruibardo (aunque inferior) la calaguada, el polipodio, la hierba de ciervo, la escorzonera, la doradilla y otras.
También se crían en ella varios metales y son: plomo, estaño, bronce y oro, cobre, aunque de todo esto es poco lo que se saca y beneficia por la pobreza de los habitantes y por falta de pericia o de inteligencia.
Y como en altos y bajos de la dicha sierra hay arroyos y manantiales, hay facilidad de aprovecharse de ellos para el riego y también para cazar o coger, en las tierras inmediatas de los Chiriguanos, ceras y miel que crían abejas de varias layas o castas porque unas las crían bajo de la tierra y otras en los árboles, a distinción de otras que crían miel y cera dentro una hojarasca o forma redonda, a la cual llaman lichiguana. También hay en la jurisdicción del Partido de Tarija varios retazos de montañas con variedad de árboles como son: cedros, pinos, algarrobos y nogales silvestres, guayabos, lapachos y otros, como así mismo algunos parajes aptos para crías de yeguas y mulas, tales son: el valle de Polla y el de las Orozas.
Y por lo que hace a los tres curatos sujetos en varios asuntos a éste de la Villa, digo que el uno se intitula Tarija la Vieja, cuyo patrón es San Lorenzo Mártir (12). Está situado en un valle semejante al del pueblo, distante a tres leguas de la Villa y bien cercano a la cuesta de La Calama junto a la falda de la cuesta a la pedregosa llamada La Quiñua, cuyas aguas son admirables y con ellas se puede regar hortalizas y trigos sin que se necesite dicha agua para los muchos maíces que se crían en dicho valle. El otro curato se intitula el de La Concepción de Tarija situado en un valle de este nombre de la Concepción, semejante también al de la Villa, de la cual dista siete leguas, y produce trigo, cebada, vino, maíz y legumbres, y tienen dos vice-parroquias o anexos que son Tolomosa y las Juntas. El otro curato (y es moderno respecto a los ya referidos) se intitula Asunción de Chaguaya (13), en un Valle distante a doce leguas de la Villa; tiene dos viceparroquias o anexos, el uno está en el valle de Padcaya y el otro en el valle de Bermejo. En el de Chaguaya se da trigo y abunda el maíz. En el de Bermejo además de maíz se cría mucho ají, que es especie de pimentón del que usamos en España. Y es de notar que cerca de Capilla pasa el famoso río de Bermejo, aunque allí llaman el río del Condado, al cual se le junta el río del mismo valle de Bermejo, y los dos juntos corren para adentro. Sorbiéndose de allí a algunas leguas muchos ríos, como son el de Lipeo y el de Tarija junto con el de Salinas; después recibe en sí el de Jujuy y otros, con que se hace formidable, de modo que compite con el otro famoso río Pilcomayo, y entrándose desde el valle de Centa por la tierra de los Tobas y otras naciones del Chaco, llega con su mismo nombre de Bermejo hasta muy cerca de la ciudad de las Corrientes, y después compone mucha parte del grande río de La Plata, el cual pasa por entre Buenos Aires y Montevideo, y desemboca en el mar donde hace bahía. Y finalmente, por haber en dicho tres curatos y sus anexos crecido número de habitantes, hay para su gobierno en cada uno un alcalde pedáneo que cele y castigue a los malhechores, aliviando acerca de esto a los dos alcaldes de la Santa Hermandad que anualmente son nombrados por el ilustre cabildo de esta noble Villa, en la que está el curato principal. 
NOTAS
1. Virrey del Perú desde 1583 a 1596. Hijo del ilustre Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete. Se había ganado fama como vencedor de los Araucanos. Dice Fray Diego de Mendoza en el lugar citado de su “Chrónica”: “La Villa de San Bernardo de Tarixa fue lo último que conquistaron los Españoles en el Perú, por la parte austral, y postrero de este yerno, llegando al sur. Fundándola el general Luis de Fuentes en el año de 1591, siendo Virrey de este Reyno Don Garcia Hurtado de Mendoza”.
2. Instalados firmemente en los valles de las Salinas al nacimiento de Tarija y a lo largo de los ríos tributarios del Bermejo, los Chiriguanos incursionaban en las tierras mencionadas por el autor, pero no se asentaron largo tiempo en ellas. Así parece indicar la ausencia de términos guaraníes en la toponimia local.
3. Según Cortado, los Tomatas, Coimatas y Churumatas no eran razas distintas sino agrupaciones familiares de una misma raza. “El Colegio etc. “Cap.I, pág. 6 - 7”.
4. Dejamos inalterado el texto pese a la estructura asintáctica del periodo. Entiéndase: “Don Luis de Fuentes puso de centinela al denunciador”.
5. Actualmente el lugar de arriba, a quince kilómetros al Norte de San Lorenzo, se lo llama Tomatas Grande y el de abajo, a tres kilómetros al Norte de Tarija, en la confluencia del río Erquis con el Guadalquivir, Tomatitas o sencillamente Tomatas.
6. Los Chapacos (los que no son patricios) tienen todavía la costumbre de aspirar la f en j, pero no conocemos ningún caso en que se verifique el fenómeno opuesto como hace suponer el autor.
7. Sobre la venta de los cargos públicos véase Solórzano: “De Política Indiana” t. II, L. VI, Cap. XIII.
8. Tal circunstancia sugiere que la iglesia matriz estaba donde ahora queda el palacio de la Prefectura.
9. El templo de los Padres Jesuitas, después de 1767, fue adhibido a la Iglesia Matriz y la casa de los mismos en plantel educacional. Es hoy sede del Colegio Nacional San Luis.
10. Referente a los Fósiles de Tarija y los prejuicios populares acerca de los mismos, véase también: José de Acosta “Historial natural y moral de las Indias” L. VII C. 3. Marcelino Boule: “Mammiferes fossiles de Tarija”.
11. Bartholomé Martínez: “Anales de la Villa Imperial de Potosí”.
12. De un registro de cuentas del archivo de la parroquia de San Lorenzo consta ya en 1606 se celebra solemnemente la fiesta del santo mártir. Existía un comité ad hoc y por la ocasión iba a oficiar el párroco de Tarija.
13. Por la devoción a la imagen de la Virgen, aquella iglesia adquirió con el tiempo carácter de santuario.
1 Chróníca cit. lib. I pág. 34.
2 Tomo 3 de las cart. De Clemente XIV.
3 Chronica cit. pág. 124.
4 Feijoo Tomo 5 del Teatro Crítico. Disc. lo. pág. Piquer en su Física Moderna. Trat. V.Cap. 1 y 2 Prop. 108 y 110.
5 Inca Garcil. lo. Pe. Lib. 9 C.9. pág. 313 y 314.

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