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UNA MIRADA A LA BOLIVIA DE 1879 - 1880

Por: Pablo Michel Romero -Arquitecto, historiador y documentalista / UMSA (La Paz), COMPLUTENSE (Madrid) / Miembro de la Academia Boliviana de Historia Militar / Director de SIGLO Y CUARTO, Documentos Históricos / Imagen: Afiche de un concierto para el 5 de mayo de 1877. (Archivo del Conservatorio Nacional de Música)

En el presente año, se han cumplido 130 años del estallido de la Guerra del Pacífico, contienda bélica que involucró a Chile, Perú y Bolivia.
Bolivia ha tenido en su historia republicana más de diez guerras internacionales (trece según Jorge Abastoflor) , algunas las ha ganado, otras las ha perdido (lamentablemente el boliviano promedio solo conoce tres de ellas; terrible falla en los programas escolares de Bolivia).
Sin duda... Bolivia es el país que más guerras ha tenido en comparación con los países de América del Sur.
Entonces... ¿Por que el episodio histórico de la Guerra del Pacífico, que estalló en 1879 nos lleva cada 23 de marzo de cada año a la recordación y a la autoflagelación?
¿Por qué 130 años después los bolivianos seguimos recordando el día del mar?
Justamente por esto: ¡MAR!

Bolivia después de la Guerra del Pacífico sostuvo dos guerra internacionales más: la Guerra del Acre (1899-1903) y ni que decir del tremendo conflicto chaqueño (Guerra del Chaco,1932-1935) donde toda la sociedad boliviana en todas sus capas, clases sociales y razas participaron bajo una sola bandera: la boliviana.
La guerra del Chaco fue la contienda donde se experimentó con nuevas armas (morteros, lanzallamas, ametralladoras, tanques) donde se produjo por primera vez en Sudamérica un combate aéreo; donde murieron 50.000 bolivianos (según Querejazu) aunque otros documentos muestran que solo llegaron a los 38.000.
Entonces... ¿por qué pese a la magnitud de las guerras que peleó Bolivia en el siglo XX, hoy no tienen tanta trascendencia como el episodio de la Guerra del Pacífico?
Y nuevamente nos viene a la mente una palabra: ¡MAR!
Al concluir la Guerra del Pacífico, Bolivia perdió su salida libre y soberana al MAR (Océano Pacífico), la más grande pérdida que puede soportar cualquier país del mundo. Sin embargo, también es importante notar que la tragedia de la Guerra del Pacífico no solo se circunscribe al hecho de nuestro enclaustramiento; si no también a la pérdida de recursos naturales de valores incalculables y estratégicos como la plata, el cobre, el borax, y por supuesto no hay que olvidar el guano y el salitre... los que aceleraron la modernidad en el Perú (antes de la Guerra); Chile y por supuesto a las grandes empresas británicas (al concluir la guerra).
La “Guerra del Pacífico” marcó a partir de las dos últimas décadas del siglo XIX y hasta nuestros días el nuevo imaginario del hombre boliviano.
El boliviano de esa época se daba cuenta que era un hombre que se acercaba al siglo XX pero vivía en un país del siglo XVIII.
Un país que no estaba vinculado, no tenía ferrocarriles y sus ciudades no contaban con alumbrado a gas, lo que lo hacía uno de los países más atrasados del continente.
En contraste a esta precaria realidad, Bolivia vivía una época de gran influencia en las artes. El “afrancesamiento” de fines del siglo XIX trajo consigo las nuevas vanguardias de la pintura, la arquitectura, la moda y la música.
Los motivos o pretextos que generaron la invasión de Chile al Atacama boliviano y al Tarapacá peruano son conocidos por todos los boliviano como de igual manera en cada uno de nosotros está cada vez mas vivo y latente el sentimiento de reivindicación marítima; pero el motivo del presente artículo no es el de hacer un “mea culpa” sobre lo mal preparado que estuvimos, o lo injusto que fue esa invasión que comenzó el 14 de febrero de 1879, y mucho menos es el de hacer un análisis de los distintos tratados que se firmaron antes y después de la guerra; sino el de involucrarnos mediante la correspondencia epistolar y las notas de prensa de la época con algunos de los protagonistas; esa generación de hombres y mujeres a los que les tocó en “suerte” vivir en esos días tan dolorosos y en los que experimentaron sentimientos tan contradictorios como el valor y la cobardía, el exitismo y el pesimismo, el honor y la deshonra, el amor y la traición a la patria… claro, esta generación se trataba de seres humanos, con todas sus luces pero también con sus sombras; una generación marcada con la responsabilidad de haber visto perder nuestro único territorio que era la salida al Océano Pacífico (estoy seguro que solo unos cuantos se dieron cuenta en esos días de la magnitud de nuestra pérdida).
Con estas notas de prensa de la época y la presentación de cartas de contenido personal (la mayoría recopiladas recientemente por mi persona en Tacna) quiero hacer un homenaje a esta generación, a los hombres que acudieron a la guerra, a las damas bolivianas que organizaron conciertos a beneficio de los soldados bolivianos y peruanos heridos y caídos en las distintas batallas de la guerra, a las damas que acudieron al llamado de la Cruz Roja que recientemente se había formado, a los músicos de la época de la Guerra del Pacífico, que tanto en la ciudad como en el mismo frente de batalla llevaron con orgullo, incluso hasta el sacrificio la mas sublime de las artes… la música.
Y finalmente a los hombres que antes de morir pensaron en sus familias y cuyas cartas jamás llegaron a su destino.
Estalla la Guerra
El día miércoles 8 de marzo de 1879 se creó en la ciudad de La Paz el “Regimiento Murillo”, formado por lo más selecto de la juventud paceña (aproximadamente 300 efectivos), fueron designados jefes: Juan Saravia, Antonio Quijarro, Clodomiro Montes y José M. Taimes; y Jefe Honorario el Dr. Venancio Burgoa.
En los diarios de la época y algunos libros figura como “Regimiento Murillo”, pero es correcto decir “Batallón Murillo”, batallón que formó parte de la Legión Boliviana.
Los ciudadanos paceños al igual que en las demás ciudades empezaron a acudir a los cuarteles, prefecturas y alcaldías.
Existen relatos en diarios personales sobre la salida del “batallón Murillo” el día jueves 17 de abril:
“La salida del ejército comenzó al medio día, primeramente tomando la calle del Comercio, luego tomando la actual calle Evaristo Valle que en esa época se llamaba “calle héroes de Ingavi” , posteriormente y estando en la Plaza de la Fundación (hoy Alonso de Mendoza”) la gente que se agolpaba dando vítores y otros llorando comenzaron a entregar alimentos, e inclusive dinero a los miles de soldados que salían hacia Tacna, en ese momento estas muestras de apoyo y generosidad del pueblo fue interrumpida por la banda de música que interpretó la marcha “Son de Victoria” que hacía alusión a la Batalla de Ingavi.
Cuando llegó a esta misma plaza el Regimiento “Murillo” que no tenía banda de música, marchaban cantando el Himno Paceño que inmediatamente era cantado por todo el pueblo.”
Memorias de Néstor Aramayo, La Paz 1896
Al frente del Regimiento “Murillo” estarían jefes y oficiales como el Cnl. Clodomiro Montes que iría acompañado por su hijo Ismael Montes (n.1861) de 18 años y que sería presidente de la República 25 años después.
“Hoy despedí a mi hermano y nunca me había sentido tan orgullosa... que bien lucía en su uniforme, jamás hubiera imaginado que toda la ciudad acompañe a sus hijos hasta Viacha.
La Banda tocaba el himno de La Paz y la gente lloraba, arrojaba flores y vitoreaba a los soldados.
Dios derrame sobre nuestros soldados sus bendiciones”.
La Paz, 17 de Abril de 1879
Del diario personal de Loudez Arduz

CONDOLENCIAS
Las damas de la sociedad paceña a nombre de las mujeres bolivianas lamentan con profundo pesar y sentimiento la muerte tan heroica del Contra-Almirante del Perú Miguel Grau, cerca de la bahía de Mejillones. Y expresan su solidaridad a la señora Dolores Cavero vda. de Grau, enalteciendo las virtudes de su finado esposo, el héroe del “Huascar”, don Miguel Grau.
22 de octubre de 1879
Esta nota de prensa salió en el periódico “LA PATRIA” a los pocos días de conocerse la noticia de la muerte del Almirante Miguel Grau Seminario, capitán del monitor “Huascar”, en el combate naval de Punta Angamos el 8 de octubre de 1879.
Se tiene conocimiento mediante la crónica que notas similares salieron en todos los periódicos del país.
En la ciudad de La Paz hubo una misa a cargo del obispo Juan José Valdivia donde asistieron los notables de la ciudad y residentes peruanos.
A la Virgen María
De Lindaura Anzoátegui de Campero
¡Ellos duermen! ¡Hijos míos!
¡Cuánta calma hay en sus frentes!
De sus labios inocentes
Aspiro candor y paz.
Hace un instante, a tus plantas
Se postraban, Virgen pura
Y con infantil ternura
Imploraban tu piedad.
Dulce llanto me arrancaron
Sus acentos bendecidos
¡Padre y Patria! Iban unidos
En concierto angelical.
¡Ah! Sin duda Madre mía
Que tu también has sentido
El corazón conmovido
Por tan inocente afán.
Sin duda que tu mirada
De bendición y consuelo
Cumplir prometió el anhelo
De esa plegaria final.
¡Ay! Mientras gocen tranquilos
Gratos sueños de inocencia
¡Madre! Imploro tu clemencia
Humilde a mi turno, yo.
Tu que del trono de estrellas
Donde reinas soberana
La guerra ves inhumana
Que nos lanza el invasor.
Y de mi patria oprimida
Por mi igual desventura
Despertar ves la bravura
Con pujante indignación.
Acudir sus hijos, llenos
De patriótico ardimiento
Marchar uno, contra ciento.
¡No lleva cuenta el valor!
Y allí noble, entre los nobles,
Entre valientes, valiente
Mi esposo; su altiva frente
Irradia bélico ardor
¡Ah! Que tu manto azulado
Sombra les preste en el día;
Defiéndelos, Madre mía,
Sírveles de inspiración.
Devuelve llenos de gloria
A mis hijos ¡¡Patria y Padre!!
Devuélveme, tierna madre
Al esposo de mi amor.
San Salvador, 18 de Mayo de 1.879
Copiado exactamente del original.
Esta plegaria fue escrita por la poetisa Doña Lindura Anzoátegui de Campero (una de las mujeres más notables de la época) en devoción a su esposo ausente el Gral. Narciso Campero, que después del derrocamiento del presidente Daza asumiría la presidencia de la República de Bolivia y sería el comandante supremo del ejército aliado en la batalla de Tacna o Alto de la Alianza, un año después (26 de mayo de 1880)
Los hombres en el frente…
las mujeres organizando conciertos para recaudar dinero

Periódico: LA REFORMA
Año: 1881
NOTABLE FESTIVAL
La noche del 28 del corriente, tendrá lugar en el Teatro un gran concierto músico a beneficio de los prisioneros peruanos en la que tomarán parte las señoras, señoritas y caballeros mas afamados de nuestra sociedad.
Las localidades, se rematarán en el salón del Consejo, por la comisión municipal, el lunes 25 a la 1 p.m..
Se interesa a la concurrencia del público para alcanzar el mejor resultado posible, anunciándose que existen muchos interesados en dichas localidades.
La Paz, julio 21 de 1.881
El secretario de la Municipalidad
El texto es exactamente al original
Recopilado de una colección Particular
Una vez que concluyó la participación boliviana (oficialmente); en la ciudad de La Paz se realizaron numerosas actividades con el objeto de recaudar fondos para amainar, de alguna manera los estragos que siempre produce una guerra.
Los conciertos musicales y veladas literarias fueron una excelente actividad para recaudar dinero. En las horas previas a estos espectáculos se realizaban remates de las localidades.
Hay que mencionar que se tiene evidencia reciente de que esos conciertos y veladas literarias ya se desarrollaron desde abril de 1879. Según el diario de una muchachita paceña que años más tarde se casó con un militar francés que estuvo en Bolivia a fines del siglo XIX; y se tiene el siguiente conocimiento según su propio relato:
“ Mi madre recibió el encargo de organizar la parte musical de la velada de beneficencia de la próxima semana, es muy difícil cuando no hay músicos en La Paz, pues todos están en la guerra”
Lo más seguro es que en esas veladas y los conciertos contaron con pocos instrumentistas o sino se hacía “Música de Cámara” (pocos instrumentistas o cantantes acompañados solo por un pianista; en su mayoría mujeres)
Revisando algunos programas musicales de la época, partituras de compositores bolivianos y las listas de orquestas conformadas llego a la conclusión que realmente es notabilísimo el nivel cultural y sobre todo musical en la ciudad de La Paz, Oruro y Sucre; sobre todo en La Paz. Sin duda esto comienza ya en la segunda mitad del siglo XIX, más concretamente en el Gobierno de José de Ballivián el cual era un melómano.
Va continuar con las corrientes llegadas como primicias de Europa (no hay que olvidar que la ópera Aida de Verdi se estrena por primera vez en Sudamérica precisamente en La Paz). Justamente y a su tiempo el presidente Adolfo Ballivián, hijo del vencedor de Ingavi Don José de Ballivián impondrá en su corto mandato un ritmo imparable en las representaciones musicales en la ciudad de La Paz que continuarán inclusive hasta los primeros años del siglo XX.
Adolfo Ballivián no slo era un excelente pianista sinó un interesante compositor que lastimosamente no se lo ha estudiado profundamente (taréa para los musicólogos); tampoco podemos olvidar a Doña Modesta Sanjinéz, pianista y compositora notable. Tampoco puedo olvidar al compositor y maestro arequipeño que dejo su mayor legado musical en la ciudad de Sucre Dn. Pedro Ximenez Abril y Tirado, que después de su muerte se siguió interpretando su música.
Existe un programa de los Conciertos de Beneficencia, el cual nos muestra las siguientes obras:
PRIMERA PARTE
Canción Patriotica
(Himno Nacional de Bolivia, solo piano)
Leopoldo B. Vincentti
La brisa de Uchumachi
Modesta Sanjinéz
Dos canciones
Pedro Ximénez Abril y Tirado
Barcarolle de los Cuentos de Hoffman
Jacques Offenbach
INTERMEDIO
SEGUNDA PARTE
Sueños de color de rosa Op. 53
Adolfo Ballivián
El torbellino (Polca Op. 37)
Adolfo Ballivián
De la Ópera XERXES, Largo
G. F. Händel
El Alto de la Alianza (mazurca)
Modesta Sanjinéz
Ave María
F. Schubert
Este anuncio nos da una clara idea del excelente nivel de presentaciones que se daban en la ciudad de La Paz, donde se interpreta nada más y nada menos que el Concierto 2 para piano y orquesta de Chapín, una de las obras más exigentes hasta ese tiempo. Y por supuesto para llegar a interpretar tal obra había que ser un excelente pianista y músico de orquesta.
Este anuncio muestra a la vez el problema de Cochabamba y la tremenda sequía que asoló a esa región dos años antes de la Guerra del Pacífico, pues se anuncia que lo recaudado irá en beneficio de las víctimas de Cochabamba.
Justamente esta es una de las causas por la que cientos de cochabambinos de fueron a trabajar a las guaneras y salitreras en las costas peruanas y no a si en las costas bolivianas… era más fácil para un ciudadano boliviano llegar a Arica o Iquique que a Antofagasta, Mejillones o Tocopilla. Y por eso también cuando estalló la guerra los regimientos peruanos como el Regimiento Iquique estarán conformados por cochabambinos.
No hay que olvidar al gran héroe peruano Don Alfonso Ugarte que se refería a sus soldados como: “Mis cochabambinos”.
En la Batalla de Miraflores (15 de enero de 1881) después de la derrota del ejército peruano se realizó el “repaso” (antigua costumbre araucana que consistía en liquidar a los enemigos que quedaban heridos en el campo de batalla).
El soldado chileno Justo Abel Rosales, en su Diario de Campaña, durante los días 15 y 16 de enero de 1881, escribe: “Pasamos varios fuertes, en los cuales sólo quedaba el repaso de los soldados. Al cholo que encontrábamos vivo lo mataban sin pérdida de tiempo...Por las partes donde yo pasé, encontré pocos cholos muertos, mezclados con italianos. Nuestros soldados le daban balazos y bayonetazos y después los registraban...El pueblo de Miraflores también fue saqueado, como Chorrillos y Barrancas...Como a las 8 am, o menos, había llegado de Lima una locomotora con dos banderas blancas...Gran curiosidad había por conocer el resultado de esta nueva comisión. El pensamiento dominante era entrar a Lima por medio de las armas y no por la paz.” En otra parte este soldado que estuvo en la batalla de Miraflores se refiere a que existían soldados e incluso oficiales bolivianos a los cuales dieron muerte.
Al respecto esta carta de un teniente boliviano, fechada en Lima el martes 4 de enero de 1881, nos da una magnífica prueba de que oficiales bolivianos combatieron en la campaña de Lima. Esta carta se encuentra actualmente en posesión de una familia limeña como parte de una colección particular referente a la Guerra del Pacífico, por lo tanto esta carta nunca llegó a su destino y lo que es más triste; el autor de la presente ya no regresó a Bolivia.
Carta de un oficial boliviano
Lima, 4 de enero 1881
Señora Soledad vda. de Calderón
Primeramente permítame su distinguida persona mandarle mis más profundas muestras de dolor por la irreparable pérdida que usted sufre.
Mi nombre es Moisés Flores Calderón, fui parte del Batallón Loa, actualmente soy teniente y tuve el honor de conocer a su esposo desde que llegamos a Tacna, ambos compartimos un gran disfrute por la lectura de los clásicos, nunca olvidaré que su presencia fue inspiradora para muchos de nosotros.
Permítame decirle que su esposo pensó en su familia hasta su último aliento.
Alma Bendita. Dios lo tenga en su Gloria
Teniente Moisés Flores Calderón
Colección Pablo Michel
Lamentablemente en la carta del teniente Moisés Flores Calderón que perteneció al batallón Loa no nos dice nada más acerca de su actual situación (1881) por lo que es difícil saber en que regimiento peruano se encontraba durante la campaña de Lima y menos poder tener una idea de cuales fueron las circunstancias de su muerte, y lo que es mas importante cuáles fueron los motivos que lo llevaron a unirse al ejército peruano y no a regresar con todos los sobrevivientes bolivianos al país después de la Batalla del Alto de La Alianza, cuando el ejército boliviano fue destruido.
La citada carta la copié en noviembre de 2004 y recién pude fotografiarla en septiembre de 2007.
HOSPITAL DE SANGRE
Pide a las Señora i señoritas caritativas de la ciudad ayudarnos con la atención de los
heridos que llegan de la Guerra.
La Ciudad las necesita
Calle Ayacucho Nº 16
Periódico: La Patria. Año 1880
El texto es exactamente igual al original
Recopilado de la Señora Clara Dalence de Montero (descendiente de la Sra. Petrona Dalence, enfermera boliviana durante la Guerra del Pacífico)
La Cruz Roja había sido organizada por el Dr. Bailón Mercado y el llamado que se hizo a médicos y damas voluntarias tuvo una gran respuesta.
Hay que mencionar a los religiosos y religiosas que sin importar su país de procedencia estuvieron cumpliendo esta valiosísima labor dentro de lo que fue la sanidad durante la Guerra del Pacífico.
Al respecto la siguiente carta es un hermoso testimonio de la vivencia de un joven médico paceño durante la guerra; en esta nos da una idea de los acontecimientos posteriores a la batalla del Alto de la Alianza:
Carta de un joven médico
Queridos padres
Que la bendición de Dios esté con ustedes, los llevo siempre en mis oraciones
No se si esta carta llegue, después de la llegada de los chilenos a la ciudad todo está muy confuso. Anoche murieron once soldados de La Paz, de los “Colorados ”i los coraceros, siete del “Vanguardia” de Cochabamba y algunos mas de Tarija, ia no quedan medicinas ni vendas.
El general Juan José Pérez se encuentra muy mal, no creo que sobreviva anoche se lo llevaron i desconozco donde, pero aún no comuniquen de esta tragedia a su familia.
Creo que todo está perdido nuestros soldados se dispersaron por todas partes. Lo que he vivido en estos últimos días a sido para mi terrible.
A veces las fuerzas me abandonan pero cuando veo mas jóvenes heridos trato de curarlos para que puedan vengar a nuestros muertos, Dios me perdone pero desearía no ser médico i luchar contra nuestros enemigos. El hermano Antonio de los franciscanos nos contó que después de la batalla ellos mataron a todos los heridos que quedaron.
Perdónenme por contarles todas estas cosas paro no se a quién mas hablar de esto.
Tu padre fuiste soldado i sabes de que hablo. Pero también me siento contento de poder ayudar en esta guerra.
Padre, dile a mi madre que rece mucho por nuestros soldados, a muchos le espera un largo camino para estar con sus familias
Espero verlos pronto
Su hijo
Humberto
Ciudad de Tacna, viernes 28 de mayo de 1880
El texto es igual al original.
Perteneciente a la Flia. Zapata, Tacna
Otro valioso testimonio sobre los hechos posteriores a la Batalla del Alto de la Alianza es el del entonces teniente coronel José María Pando, que se convertiría después en uno de los hombres símbolos paceños, sería fundador del partido Liberal, presidente de la República y años después fundaría el partido Republicano.
El Joven Pando durante la Guerra del Pacífico se destacó como un excelente artillero, participó en le defensa del bloqueo chileno a Arica y sería ayudante del gran héroe peruano Francisco Bolognesi. Ya en la Batalla del Alto de la Alianza dirigiría la artillería.
A consecuencia de sus heridas en un brazo se lo conocería como “el silencioso manco del Alto de la Alianza”.
La siguiente carta fechada el 2 de junio de 1880 nos muestra su visión en los días siguientes a la batalla del 26 de mayo de 1880.
Tacna, junio 2 de 1880
“Mi querido Fernando... se consumó el sacrificio... abrumados por el número y la superioridad de elementos, hemos cedido después de 4 horas de sangrienta batalla, el 26 de mayo.
Por si mismo, puede usted valorizar la extensión de este desastre.
Muchas víctimas, mucha sangre preciosa nos cuesta la acción pero cábeme la satisfacción de decirle, que no todos pero la mayor parte de los jefes y oficiales del ejército boliviano han restaurado el crédito de nuestras armas: casi todos han cumplido heroicamente su deber.
La tropa se ha conducido como los jefes quisieron guiar. El Batallón 1º “Alianza” y la artillería han destrozado las filas enemigas causándole 600 muertos y 1500 heridos. Nuestras bajas alcanzan a 1200 muertos e igual número de heridos. No me es posible ser mas minucioso... no me queda sino el brazo derecho; me fracturaron el izquierdo: pero espero salvarlo... herido y prisionero debo la vida a la providencia.
Mi pobre, buena y desgraciada familia, es preciso que sepa que aún vivo.
Le deseo felicidad y le envío un cariñoso apretón de manos.
Suyo: José M. Pando”
Músicos y soldados
Periódico El Comercio, 1880
El propietario de la tienda de Instrumentos y partituras Musicales “NONIT” Dn. Felicciano Nonit
Honra a los músicos: Dn. Rafael Cisneros, Dn.Carlo Hokr, Joven Honorio Valle, los cuales siendo maestros de la Catedral acudieron a la Batalla de Tacna, muriendo al frente de la banda de música de los “Colorados” que tanto honor dieron a la Patria.
Dios los tenga en su reino
5 de Noviembre de 1880
El texto es exactamente igual al original
Esta nota de prensa del periódico “EL COMERCIO” de 1880 es la única que en la actualidad existe, es propiedad del Sr. Paolo Nonit, descendiente del autor de la misma. Actualmente se encuentra en Madrid.
Sobre los tres maestros que murieron y fueron homenajeados por el Sr. Felicciano Nonit, no se tuvo ningún dato biográfico hasta el hace poco.
Lo más sorprendente es que si se tiene datos importantes de uno de ellos en Valparaíso (archivo parroquial). Honorio Valle, violinista y clarinetista, nacido en Valparaíso según su acta de bautizo del 6 de mayo de 1860, diecinueve años antes de estallar la Guerra del Pacífico.
En una de sus giras como músico y estando en La Paz se enamoró de una dama cochabambina que era profesora de música en el Colegio de Educandas de La Paz, y también era excelente pianista. Al conocerse de la invasión chilena a Antofagasta, Honorio Valle sufrió fuertes represalias por parte de los habitantes de La Paz; incluso se lo acusó de “espía chileno”.
Lo cierto es que los únicos que lo defendieron fueron sus colegas: los músicos paceños de la Catedral. La mayoría de estos músicos acudieron al llamado de la Patria, cumpliendo doble función: la de músico y soldado.
Ahora se sabe que Honorio Valle murió el 26 de mayo de 1880 en la batalla del Alto de la Alianza pero no en las filas de la banda de los “Colorados” sino en las filas de la banda del batallón 2º “Amarillos”, esto debido a que ya no habían clarinetistas en este batallón; por lo tanto este joven músico chileno que participó al lado de las tropas bolivianas habría muerto mucho antes de que hicieran su famosa entrada los “Colorados” de Bolivia (con la marcha “Cantería”), puesto que el Batallón 2º había sido masacrado antes.
Los relatos escritos y testimonios de los veteranos del Pacífico han arrojado muy poca luz sobre la participación de las bandas militares formadas por músicos profesionales, y sobre su participación en los combates y batallas. Sin embargo en la batalla de Tacna o Alto de la Alianza su participación fue notable.
“Una hora antes del combate comenzamos a escribir a nuestras familias, los correos nos presionaban para terminarlas, mientras la banda tocaba algo del Nabucco y los ciudadanos de Tacna nos daban comida y bebidas.”
Memorias de Norberto Polo, Oruro 1902
Hay que empezar diciendo que la forma de iniciar una batalla de gran magnitud en la época, era con un fuerte cañoneo para tratar de romper las filas del enemigo. El ejército chileno ya manejaba conceptos más modernos de combate. El Ejército aliado no… y por esa razón es que vemos ingresando a las bandas de música junto con los Regimientos “a la heroica”… esto es algo digno de destacar pues no se trataba de soldados de línea (profesionales), tampoco se organizaron como Guardias Nacionales (voluntarios) ; estos eran voluntarios músicos que inclusive eran avanzados en edad.
El caso de los Maestros de la Catedral (La Paz) es tal vez el más notable, porque ellos formaron más de tres bandas de música. Dos de sus integrantes relatarían en 1910 el abandono de las autoridades gubernamentales a este grupo de veteranos y más aún cuando varios de estos sufrieron mutilaciones (lo más común al enfrentarse contra una carga de caballería) en la batalla del Alto de la Alianza (¿músico mutilado?) … doble tragedia.

Periódico: La Reforma. Febrero 1881

Obito
Tenemos el sentimiento de anunciar la muerte del joven Enrique Pinedo, uno de los que perteneció como teniente primero al cuerpo de los Colorados que tan heroicamente supo salvar la honra del soldado boliviano en el Alto de la Alianza. La pérdida de un valiente es de justo duelo
La Paz, 1 de febrero de 1881
Propiedad de la hemeroteca de la H.A.M.
Este óbito nos da una idea clara de lo difícil que fueron las comunicaciones durante la Guerra del Pacífico, y lo complicado de elaborar listas de muertos, heridos y desaparecidos. La nota anterior anuncia la muerte en acción del joven paceño Enrique Pinedo en la batalla del Alto de la Alianza, el 26 de mayo de 1880; y la noticia se da ha conocer públicamente en febrero de 1881; lo que significó que durante siete a ocho meses no se tuvo ninguna información de su paradero.

Carta de un coronel boliviano
Querida esposa
Hoy es el día de su santo, y le mando desde el Perú mis parabienes y espero poder verle pronto, aquí lo días son muy largos, ahora hace frío pero eso no nos desanima para ganar la guerra. Ha habido cambios de varios de nuestros jefes y creo que nuestra situación es mejor, creo que en poco tiempo estaremos nuevamente en un combate. Le prometo cuidarme y estar junto a usted nuevamente.
Dígame como se encuentra nuestra comadre? su hijo sirve conmigo y lo cuido mucho, anoche justamente le hablaba de su padre y de lo orgulloso que debería sentirse por su padre que dio la vida por la Patria.
Ayude a nuestra comadre en todo lo que pueda.
Le mando nuevamente un gran saludo por su cumpleaños y rece pare que todos estemos nuevamente juntos.
Su esposo
Roberto Achá
Esta carta es solo una parte del original
La carta anterior es un valioso testimonio del Cnl. Roberto Achá, perteneciente al batallón Murillo. En la lista de los jefes y oficiales que partieron de La Paz a Tacna no figura, sin embargo está registrado con los jefes que salieron de Cochabamba.
Es desconocido el motivo del porqué el Cnl. Achá fue parte del batallón “Murillo” en el día de la batalla del Alto de la Alianza, y a la vez apasionante el hecho de buscar más información de los hechos ocurridos durante la presencia del ejército boliviano en Tacna. Los diarios y cartas de los hombres que estuvieron en el frente y las notas de prensa son sin duda un valiosísimo aporte a despejar muchas de estas incógnitas.
Periódico La Reforma. Año: 1881

Obito
Lamentamos anunciar a la sociedad paceña que el Cnl. Roberto Achá, perteneciente al Batallón “Murillo” de esta ciudad, murió heroicamente en la Batalla de Tacna, el día 26 de mayo. El 26 de Noviembre se celebrará una misa en su memoria, en la Catedral.
La pérdida de un valiente es de justo duelo.
El texto es exactamente al original
En el periódico La Reforma de noviembre de 1880 se encuentra este aviso necrológico de la muerte del Cnl. Roberto Achá, muerto en la batalla del Alto de la Alianza. La carta que escribió el coronel a su esposa, nunca llegó a su destinataria, pues esta se encuentra en la actualidad en poder de una familia de la ciudad de Tacna. Hace poco tuve el privilegio de fotografiarla y mi recomendación es la organización de una comisión que haga posible el deseo del Cnl. Achá: la llegada de su carta a Bolivia.
Cada hombre tiene un destino tan diferente del uno al otro… sin embargo los destinos de estos hombres… de esta generación estuvieron marcados por la guerra y la injusticia, estas vidas quedaron truncas en el campo de batalla. Murieron porque sus ciudades los llamaron, porque sus países los necesitaron, murieron por sus regiones, murieron por sus familias, murieron por su honor de hombres comprometidos con su patria.
Bien se sabe… y desde siempre que cuando un país va a enfrentar una guerra sea cual sea, lo primero que se evalúa en el Ministerio de Guerra es ¿cuánto dinero costará?... luego ¿cuánto tiempo durará la guerra? … ¿qué obtendrá el país vencedor? … lastimosamente lo último que se analiza en ¿cuánto costará en vidas humanas? … es casi una constante… ¿a caso no somos humanos?
Estas cartas que tienen un contenido personal no revelan estrategias militares, ni hacen cuestionamientos militares ni políticos, tampoco hacen análisis de la guerra como tal; estas cartas simplemente nos muestran al hombre de carne y hueso, con todos sus anhelos y todas sus miserias, con todas sus esperanzas y todas sus desesperanzas. Al hombre que sufre y solo quiere una cosa… retornar a su tierra y estar con los suyos.

Ojala que nunca más se produzcan en el futuro nuevas guerras en esta región… ojala que estas cartas, las que algunas aún no llegaron a su destino nos sirvan para reflexionar sobre la tragedia que es siempre la guerra.

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